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Manifestaciones LGBTTI, una nueva oportunidad

DAVID PÉREZ

Hay signos de homofobia en nuestra vida cotidiana. Expresiones con uso despectivo como "maricón" y "marimacha" dan cuenta de ello. El trato marginal y discriminatorio al "jotito" del barrio o de la escuela son otro dato. La expresión: "el que parece es" del entonces alcalde Guillermo Anaya y nuestro grito colectivo de "puto" en un partido de futbol, hacen viable la pregunta: ¿Somos una sociedad homofóbica?

El pasado 27 de mayo se realizó en la Plaza Mayor un "Beso Masivo", como una manifestación de rechazo a la discriminación que había sufrido una manifestación de afecto entre dos mujeres en ese mismo lugar. Un agente de Seguridad Pública les pidió que se retiraran después de que alguien se sintió incómodo y denunció el "crimen" que las personas cometían con sus expresiones. Homofobia y criminalización en la vía pública sin más.

Aceptarnos como tal, homofóbicos, sería ya la primera oportunidad de reflexionar como llegamos a desarrollar este tipo de prácticas. Si por el contrario afirmamos que no somos homofóbicos nos veríamos exigidos a dar cuenta de nuestra actitud de tolerancia e inclusión. No hay posturas neutras cuando se trata de reconocer la dignidad.

El próximo sábado se tendrá la oportunidad para que la sociedad "salga del clóset" y haga esfuerzos por definirse a sí misma en términos de reconocimiento de los derechos civiles y de la dignidad de todo ser humano. Será una oportunidad más de proponer un nuevo orden social frente al proceso de violencia que se prolonga y se normaliza en la Comarca Lagunera. La oportunidad de ser ciudadanos efectivamente incluyentes.

Esta oportunidad será el 20 de junio a las 6:00 p.m. en el contexto de la octava marcha "Orgullo LGBTTI" que tendrá inicio en las calles Galeana y Morelos para recorrer algunas calles de la Zona Centro y concluir en la Plaza Mayor. El lema de este año es "Más Respeto, más Justicia, más Vida". Son tres demandas mínimas que deberían ser garantizadas por cualquier sociedad que dice vivir en una Estado de derecho.

La declaración universal de los Derechos Humanos afirma en su primera frase que "Todos los seres humanos nacen libre e iguales en dignidad…" Sería muy retrógrada y antipopular quien negara el contenido de esta afirmación. Sin embargo, no siempre cuenta con la misma aplicación en todos los ambientes ni en todas las personas.

Hay ciertos grupos humanos que despiertan más afinidad y solidaridad de las mayorías y la dignidad de otros sectores no cuenta siempre con la misma aceptación social. Pareciera que la dignidad de unos es más defendible que la de otros. Así, para una sociedad con determinada escala de prioridades, defender la dignidad de las personas lesbianas, gais, bisexuales, travestis, transgéneros e intersexuales puede ser inmoral o políticamente incorrecto.

Reconocer y respetar la dignidad de las personas que saldrán a la calle a manifestarse públicamente es una oportunidad para la tolerancia y solidaridad. Un sector vulnerable al hacerse visible en la vía pública desafía a la apatía, no para el día de la marcha, sino para la vida cotidiana lagunera. Es la oportunidad de reconocer la presencia de personas con igual dignidad y con preferencias sexuales diferentes en todos los ámbitos de la sociedad.

Una visión muy limitada afirmará que este tipo de manifestaciones es folclore o exhibicionismo. Tampoco se trata del "acomplejado deseo lagunero" de compararse y asemejarse a otras metrópolis que tienen este tipo de manifestaciones. Es la oportunidad de asumir con seriedad la violencia que se ha ejercido dentro de la misma sociedad a sectores muy concretos.

Los derechos humanos y la dignidad de las personas no son, en principio, para dialogar, admirar o aplaudir; sino que se lucha por ellos, se respetan y se ejercen. Cada momento y contexto reclama a sus habitantes vivir ese proceso. Hoy la urgencia no es que un nivel de gobierno reconozca los derechos de un grupo vulnerado, sino que la sociedad se coloque en actitud de búsqueda de nuestras semejanzas más profundas para reconstruirse a sí misma a partir de buscar vida digna para todos sus sectores.

¿Cuál será la causa que nos haga reconocernos como iguales y que al mismo tiempo sea más grande e incluyente que nuestros pequeños grupos? Veremos si a la marcha del sábado se suman otros sectores y activistas como ambientalistas, ciclistas, estudiantes, constructores de paz, etcétera. Allí estará una nueva oportunidad para los diversos colectivos que han surgido en la región.

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