Manuel Emilio Ayala Salazar
En México, el arte parece más un lujo que una necesidad, permea la duda sobre su utilidad y los presupuestos federales destinados al arte y la cultura cada año se recortan, pero eso no desalienta a los artistas emergentes, quienes con talento y tesón luchan por afianzar una carrera en éste difícil e incomprendido sendero de las galerías, uno de ellos es Manuel Emilio Ayala, uno de los ganadores de la Bienal Nacional Artemergente 2015.
Nacido en Guadalupe, Nuevo León hace 22 años, Manuel Emilio creció en el seno de una familia con tradición docente y de origen potosino, exactamente del pueblo de Charca, que se encuentra a 191 kilómetros al norte de la capital de San Luis Potosí.
A Manuel Emilio le tocó interrumpir la tradición familiar. En 2011 decidió ingresar a la Facultad de Artes Visuales de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), algo que, afortunadamente para él, su familia entendió y apoyó.
Con una educación que define como “liberal”, el joven regiomontano prefiere estar en casa, trabajando en la producción de alguna pieza en su estudio que salir a la calle. Su refugio se constituye en una amplia terraza donde se ubica un taller de carpintería y otro de serigrafía, en cuyas entrañas ha nacido gran parte de su obra.
Sus intereses siempre han estado envueltos en aspectos visuales. Desde pequeño se ha sentido atraído por el diseño gráfico, por la tipografía, incluso por el grafiti. De hecho, algunos de sus amigos más cercanos lo conocen como “Ache”, seudónimo con el que se autobautizó cuando realizaba este arte urbano en su pubertad.
“Por ahí de 2007, 2008, en mi ciudad estaba muy en auge todo lo que era el grafiti, el hip hop, todo eso. Eso ya se ha estabilizado de alguna u otra manera, pero cuando yo tenía 14 o 15 años eso era como el boom y pues ahorita yo lo considero como mi escuela o mis bases”. Declara el artista visual Manuel Emilio Ayala Salazar, en entrevista exclusiva para Siglo Nuevo.
El joven artista refiere que la disminución del grafiti en la zona metropolitana de Monterrey se debió en gran parte a la inseguridad ocasionada por el narcotráfico. Asimismo, recuerda la existencia de plataformas virtuales que hoy en día ya no están vigentes como Metroflog o Fotolog, donde los usuarios establecían sus galerías cibernéticas para mostrar lo que hacían en las calles. “Eran la principal fuente de difusión de lo que se estaba haciendo en las calles. Entonces tomabas una firma en la calle y la subías ahí, y ya opinaban de tu trabajo”.
Recuerda que en aquella época pertenecía a un círculo social donde se escuchaba rap español y regiomontano, el cual se fue segregando con el tiempo. A consecuencia de ello sus gustos sufrieron una metamorfosis, empezó a ir a los museos y a las galerías para conocer otro tipo de expresiones. Remarca que plataformas como Youtube, específicamente, le sirvieron mucho para conocer nuevos horizontes en cuanto a trabajos artísticos, por lo que su andar por el grafiti fue quedando atrás.
Fueron los primeros coqueteos de Manuel Emilio con el arte 'formal'. A partir de entonces fue forjando su técnica y su identidad a base de disciplina y a partir de géneros artísticos como el arte conceptual, la escultura urbana, el dibujo, el 'animé' (animación japonesa), el graffiti, la fotografía, etcétera.
EL NACIMIENTO DE UNA HERMANDAD
Si algo ha sido fundamental en la corta carrera de Manuel Emilio es la agrupación artística a la que pertenece. El Colectivo Salazar es un equipo de trabajo conformado por los artistas Rogelio Israel Martínez Salazar, Daniel Alejandro Salazar Aguilar y el propio Manuel Emilio Ayala Salazar. Los tres jóvenes se conocieron durante su estancia en la Facultad de Artes Visuales, compartieron ideas, vieron que concordaban en algunos aspectos y decidieron empezar a colaborar entre sí.
Aunque los tres integrantes poseen un apellido en común, el nombre del equipo vino después debido a la formalización del proyecto en las convocatorias. El colectivo comenzó a trabajar en conjunto a partir de 2011. Para Manuel Emilio, el hecho de trabajar con sus amigos ha significado una gran ventaja, ya que les es más fácil financiarse entre sí porque es posible elaborar obras de más calidad que por ende requieren de mayor inversión.
La primera convocatoria en donde el Colectivo Salazar participó formalmente fue la Bienal Nacional Artemergente Monterrey 2015, donde los jóvenes artistas resultaron ganadores de uno de los estímulos económicos por su pieza escultórica XX XY. Este proyecto, hecho con lámina galvanizada calibre 16 y esmalte acrílico en aerosol, trató la temática de los cromosomas que designan el sexo en los seres humanos.
Sin embargo, el reconocimiento ha resultado ser simbólico, toda vez que hasta la fecha el colectivo no ha recibido tal estímulo consistente en 50 mil pesos. La espera en que se mantienen desde el pasado marzo, se atribuye al ineficiente sistema burocrático institucional y al año electoral en Nuevo León.
“Es difícil cuando un artista emergente apenas va empezando. El que no recibas una respuesta inmediata cuando debiera de ser así es un poco frustrante. Hasta ahora no hemos tenido contacto con la gente de CONARTE, simplemente dejaron de responder los correos. Y pues sí, son detalles, primero te dicen que va a ser un convenio legal, luego te dicen que para tal fecha, junio, no sé qué y ya, pues tampoco es nuestra obligación estar pidiendo algo que a lo mejor ni siquiera nunca fue de nosotros”, comenta un tanto decepcionado el joven creador.
Por otro lado matiza la situación señalando que estar en la selección de la Bienal Artemergente fue de gran ayuda para la proyección artística del colectivo. “Sí nos abrió puertas. En cuanto a la cuestión individual te sirve porque te va formando currículum. En cuanto a otras convocatorias también te sirve, porque el haber estado en Artemergente nos posibilitó haber entrado a 'la Reseña'”.
Se refiere a la convocatoria Reseña de la Plástica Nuevoleonesa, donde quedaron seleccionados con su obra (+) Más, una pieza de instalación hecha madera que aborda el concepto de la expansión urbana. Además, menciona, este tipo de exposiciones les servirán para poder entrar en un futuro a convocatorias de mayor peso, como la Bienal FEMSA.
DE VETAS Y HUELLAS DIGITALES
En agosto pasado, gracias a una convocatoria lanzada por la Facultad de Artes Visuales, Manuel Emilio Ayala Salazar inauguró su primera exposición individual como profesional: De vetas y huellas digitales. Afecto/Infecta, que se exhibió en la Sala de Gráfica de la Casa de la Cultura de Nuevo León.
La muestra, que reunía toda la obra de gráfica del autor (dibujos, ilustraciones, fotografías y pinturas), estuvo conformada por un total fueron 64 piezas que muestran su evolución como artista durante los últimos cinco años.
En cuanto al título, se infiere una analogía entre las huellas digitales de los seres humanos y las vetas de los árboles. Manuel Emilio señala que dividió el proyecto en dos procesos; uno donde incita a la reflexión acerca de la relación entre esas dos características, tanto humanas como naturales, y el otro donde los enmarcados de las obras fueron hechos por el propio Ayala Salazar, al cual define como “el artista volcado en la promoción de la obra”.
“Es por varias cuestiones, la primera es de la analogía con el material que está hecho todo, ya ves que no hay mucho dinero para enmarcar y todo eso, pues el enmarcado, la madera, el vidrio, la ilustración, todo pues está hecho por mí, por el artista. Las piezas tienen una relación con el concepto de individualidad basándose en la forma de la huella digital y en la forma de la veta de la madera, como este patrón que es único en cada formación orgánica (…) lo que te hace ser tú y no otra persona”.
Las piezas abordan perspectivas personales, parten de la individualidad del artista, de su intimidad, retratan a su autor. Se puede decir que la exposición es un acto donde el expositor comparte sus más profundas experiencias y vínculos afectivos con el público.
Para Manuel Emilio sobresalen concretamente dos piezas de la muestra. La primera dónde su cédula es un poema, la pieza constituye un moño en un marco pequeño y está inspirada en una relación sentimental pasada.
“De ahí sale el segundo título de la exposición que es el Afecto/Infecta porque en la primera sala está la obra que es más fría, que es más quirúrgica o que tiene más relación con la veta de la huella digital, y en la segunda sala está la obra que yo considero más cargada de afecto por cuestiones personales”.
La otra pieza es Cuando centras todo tu atención hacía un punto todo lo demás se desvanece, un autorretrato que se constituye en un marco cuadrado de apenas 60 centímetros con el fondo completamente blanco y en el centro solamente existe un punto negro, el cual representa un lunar que su autor tiene en la parte izquierda de su rostro. Se trata de una pieza de arte conceptual que aborda la analogía entre la visión central y la visión periférica. “La visión central que es un dos por ciento de la visión humana, solamente cuando te concentras en un objeto puedes enfocar esa parte de lo que ves y todo lo demás se pierde en la visión periférica”.
Aunque a Manuel Emilio le gusta plasmar sentimientos personales en sus obras, es consciente que muchas de las veces el público no puede ver eso y así lo subjetivo del afecto pasa a segundo plano “porque es realmente lo que el espectador no ve, porque a nadie le interesa realmente nuestra vida o a lo que nosotros nos pasa. Ellos en dado caso solamente van a ver lo que se les da y hay mucha información que se pierde”.
Por último, respecto a su postura acerca de la relación entre el artista y las problemáticas políticas y sociales del país, Manuel Emilio opina que su postura es no ser tan directo en el sentido de realizar sus piezas con una índole política o directamente social.
“En el caso de nosotros, de Monterrey, nosotros sí ya vivimos el proceso de la violencia y de todo eso. A veces no podíamos salir cuando estábamos chavos. Y sí, ya nos vamos dando cuenta de que la situación en el país no es la más favorable para que haya un circuito latente del arte. Que tiene problemas políticos que a lo mejor el arte ya no trata tanto de abordar, porque todo eso se vive más presencialmente o permea más dentro de otros medios o de otros circuitos como las redes sociales (…) En una postura, yo vería al artista emergente con ciertas inquietudes de abordar primero las cuestiones personales y luego partir de la persona para producir o lo que tengamos que decir nosotros de México”, finaliza.
Twitter: @BeatsoulRdz