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Marco Polo

La superproducción de Netflix

Marco Polo

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Alejandro Rodríguez Santibáñez

Con impresionante producción en locaciones y vestuarios, logrando recrear el Asia del siglo XIII, la serie Marco Polo no ha sido bien recibida por el público y lejos de apreciarla como merece una tan bien realizada primer temporada, ha decidido que es aburrida, lenta y que realmente no se trata de Marco Polo.

La crítica es verdadera pero no justa con la serie Marco Polo (Netflix, 2014). Es cierto que el personaje histórico de Marco Polo figura entre los más importantes en el desarrollo de Occidente, ya que su memorado viaje fue uno de los primeros lazos que hubo entre Europa y Asia y que permitieron posteriormente fortalecer la Ruta de la Seda para que tantos productos se intercambiaran entre China y Venecia y a partir de ahí, al resto de Europa.

Los Viajes de Marco Polo ha sido una de las lecturas que más influenció y sorprendió a la Europa de la Alta Edad Media, toda vez que abrió el panorama a una cultura sumamente cristianizada, con poco desarrollo tecnológico y científico, sumida en si hay herejías o no y prácticamente analfabeta. El hecho de saber que hubiera un Imperio Mongol, mucho más poderoso que Francia, Inglaterra, los estados papales o el Sacro Imperio Romano de la época, era difícil de creer. Y aunque con reservas, sirvió para abrir a Europa al resto del mundo conocido (faltaba poco para descubrir América) y recibir los lujosos objetos de oriente (Persia, India, China) más las especias que tanto van a contribuir a la gastronomía italiana y francesa.

¿QUIÉN FUE MARCO POLO?

Fue un joven veneciano, hijo de un importante comerciante (como casi toda persona que provenía de la ciudad de las góndolas) cuyo mérito fue acompañar a su padre y a su tío por la recién creada Ruta de la Seda que unía a Venecia con el Imperio Mongol, atravesando con grandes dificultades Medio Oriente, Armenia y las montañas de Afganistán para llegar a los magníficos, poderosos y desconocidos reinos de Oriente que en aquel entonces abarcaban prácticamente toda Asia, salvo la India y el sector de Manchuria, que seguía siendo regido por el emperador de China, en constante guerra defensiva ante el incesante avance mongol desde la época de Gengis Kan.

Con toda seguridad Marco Polo poseía un carisma jovial e inspiraba confianza (como buen veneciano, la tierra de Casanova, tenía el don de la seducción social), pues muy pronto formó parte de la corte del kan Kublai (nieto del famoso Gengis) llegando a ser uno de sus consejeros más importantes y servirlo por espacio de 20 años, que significaron para el joven Polo realizar lo que ningún europeo había hecho antes en la historia: recorrer a fondo los caminos y ciudades del vasto Imperio Mongol, establecer interacción con tantos habitantes, razas, religiones y etnias como le fue posible y dar a conocer ese aprendizaje a su regreso a Venecia.

MARCO POLO CRTESANO EN ASIA

Aunque suene extraño y hasta inverosímil que un simple comerciante joven, veneciano, que comenzó como viajero, haya ocupado un alto mando en la corte del kan, esto deja de ser increíble al conocer la alta apertura de la cultura mongola, situación del todo brillante e interesante para la época, sobre todo en contraste con la fuerte intolerancia religiosa y hacia otras culturas que predominaba en Europa.

Si algo destacaba en la corte del kan era la pluralidad en los diferentes puestos administrativos, conformados por persas, judíos, árabes y el mencionado cristiano, según sus conocimientos y habilidades. Toda una revolución cosmopolita que probablemente el mundo no haya vuelto a ver ni siquiera en el siglo XX, en donde el puesto lo ocupaba el más capaz, sin importar su nacionalidad o religión. El kan estaba muy interesado en el Cristianismo, que poco conocía y quería sumar como religión (ojo, sumar, no convertirse totalmente) a su imperio para que se agregara al budismo, confusionismo, brahmanismo e islamismo que ya existían en el Imperio Mongol. Esto se dice rápido, pero es brillante, altamente pacífico, avanzado y visionario, trátese de la época que se trate.

LA SERIE DE NETFLIX

El público occidental está acostumbrado a que en las series exista un héroe y un villano, como si de un cómic se tratara. Así está conformada la estructura de las historias que desde niños nos han contado y es lo que se espera: el inicio, el desarrollo, el héroe, el problema, la derrota del villano y el feliz final. Esto por supuesto no aparece en la serie Marco Polo, que ni en el argumento ni históricamente puede ser un héroe. Él fue un observador, un miembro de la corte, un servidor, un relator que contó lo que vio y lo compartió al mundo. Es impensable que un comerciante veneciano haya ido a Oriente a definir alguna cuestión militar o política del imperio más poderoso de la época, aunque sin duda participó en numerosas acciones diplomáticas y militares de las que formó parte, pero jamás fue pieza clave, ni se esperaba que así fuera.

La serie retrata eso y el público espera más. Quiere que Marco Polo sea quien al final derrote al feroz enemigo chino. Y aunque el guionista se toma ciertas libertades para dar vistosidad al personaje, creando un Marco Polo ninja que aprende artes marciales y sabe pelear como Bruce Lee -una licencia comprensible por el público al que se están dirigiendo-, lo cierto es que respeta, casi apenas, el real papel cortesano y diplomático que Marco Polo ocupó.

EL KAN KUBLAI

Es el personaje principal de la serie, y así tenía que ser. Su vida, sus decisiones, sus amoríos, su ética, su moral y lo que acontece alrededor de él. Marco Polo simplemente fue un espectador más de tan interesante personaje histórico. Es aquí donde destacamos el nivel de audiencia y la preferencia del público, la gente se harta de presenciar la vida del emperador mongol y quiere mucha más participación de Marco Polo, cosa que si se respeta la historia (que sí) no sucede. Por eso el público se ha alejado de tan importante producción tachándola de monótona, aburrida, demasiado política y en el que el personaje o héroe principal, Marco Polo, casi no aparece, no obstante se entiende el porqué.

AL FINAL

Vale muchísimo la pena acercarse a esta primera temporada, pues seguro serán varias dada la longevidad de la historia. Su poca audiencia y el rechazo del público jamás serán parámetro para saber si una serie tiene calidad o no, pues las grandiosas de HBO Carnivale, Roma y la miniserie de Spielberg y Tom Hanks, Bands of Brothers y The Pacific, adolecieron de lo mismo (al público americano le gustan las cosas muy masticadas, como se ve) y sin embargo se cuentan entre las grandes producciones para televisión que se han realizado.

Marco Polo ofrece un retrato muy fidedigno de la vida en el Imperio Mongol: su bella y única arquitectura, sobre todo en el lado chino, las vestimentas civiles y militares, las costumbres gastronómicas, el himeneo del kan, las estrategias de guerra, la política de la época y la apertura a la religión, con un toque un poco 'hollywoodense' -y ochentero- con las artes marciales, hacen de la serie de Netflix una de las mejores que aparecieron el año pasado y que seguro seguirá sorprendiendo con mucho más.

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