El futbol en el mundo y en la región han dejado de ser desde hace tiempo un simple juego de pelota. La importancia que ha cobrado este deporte, el más popular en el mundo, hace que tenga repercusiones políticas, sociales y económicas. Es por eso que de pronto nos topamos con que el ánimo de ciudades y países enteros depende en buena medida del resultado de un partido decisivo o de alcanzar un campeonato. El triunfo deportivo se convierte en triunfo de una sociedad, aunque sea sólo por momentos. Bajo esta óptica, no resulta extraño que situaciones como las que vive la FIFA, órgano máximo del futbol mundial afectado en estos momentos por el peor escándalo de corrupción de su historia, encuentre eco en la diplomacia internacional. No sólo el prestigio de las naciones y los gobiernos está en juego, también miles de millones de dólares. Porque el futbol también es su negocio, un negocio cada vez más redituable y que tiene un gran impacto en la economía macro y micro.
La Laguna despierta hoy en medio del júbilo por la quinta corona de los Guerreros del Santos Laguna. El festejo seguirá toda la semana. El orgullo regional alcanzará sus niveles más altos. Pocas cosas unen más a una región como ésta que su equipo de futbol. Cuando a mediados de la década pasada el conjunto albiverde estuvo a punto de descender, se organizaron misas para pedir porque se quedara en el máximo circuito del balompié mexicano. Verdaderos días de incertidumbre se vivieron también en un amplio sector de la sociedad en los tiempos de Carlos Ahumada como propietario o cuando se anunció la venta del equipo por parte del Grupo Modelo hasta la compra realizada por Orlegi. Hoy, esos tiempos parecen lejanos. Hoy la fiesta ocupa el espacio que un día ocupó la tristeza y la angustia.
Pero en medio de este júbilo, es muy importante no perder de vista las lecciones y realidades que rodean a este juego. La hazaña del Club Santos representa un logro doble si observamos la modestia de la empresa que está detrás de él frente al enorme poder económico de otros corporativos que tienen equipos de futbol. La hazaña del equipo santista demuestra que a pesar de que el dinero tiene un peso cada vez mayor en el deporte, no lo es todo y que las adversidades pueden superarse con voluntad, disciplina y esfuerzo de conjunto.
También es menester no dejar de lado que la realidad económica y social de La Laguna sigue siendo difícil y que este éxito deportivo por sí solo no va a transformarla. En la semana que pasó, El Siglo de Torreón publicó en la sección de Finanzas un comparativo económico entre las zonas metropolitanas de Querétaro y la Comarca Lagunera. En términos de empleo, crecimiento y competitividad, la ciudad del centro de México nos supera prácticamente en todos los indicadores. Y en gran parte es porque allá llevan años, lustros, trabajando por consolidar un proyecto a largo plazo, atrayendo a empresas automotrices y de industria aeronáutica. En contraparte, La Laguna mantiene sus mismos pilares económicos desde hace 30 o 40 años, con éxitos de empresas que son orgullo regional, sí, pero también con problemas. Y la gran pregunta que nos hacemos hoy los laguneros es hacia dónde debemos caminar para mejorar nuestra calidad de vida y dejar de ser una región expulsora de talento.
No se trata de aguar la fiesta, sino al contrario. Este triunfo del Santos puede servir de acicate para comenzar a generar alternativas viables para la región. Además puede servir de ejemplo para enfrentar la adversidad y las preocupaciones que hoy nos aquejan y sobreponernos a los problemas. Pero también puede servir sólo como catarsis pasajera. Ojalá que el buen ánimo que motiva en la mayoría este triunfo deportivo se traslade a otros aspectos de la vida pública para conseguir otros triunfos en lo económico y en lo social. Si hoy decimos con orgullo que La Laguna tiene al Santos, ojalá que mañana podamos decir que la Comarca tiene a un gran equipo de futbol entre muchos otros logros.