Apoyo. A Juan, los pequeños le han enseñado a vivir la vida así, tal cual, sin complicaciones. (GUADALUPE MIRANDA)
Hasta hace poco más de 10 años, la vida profesional de Juan Manuel Rodríguez giraba en torno a la fabricación metálica, actividad que dejó de lado para atender a los pequeños con capacidades especiales. Ahora es maestro de Educación Especial.
Cuenta que durante más de una década se dedicó a su primera profesión, la cual le permitió tener un ingreso digno más no la satisfacción plena que despierta "el hacer lo que uno ama".
Desde el Centro de Atención Especial Infantil Torreón, recuerda que fue un accidente, que lo mantuvo hospitalizado durante cinco días, lo que despertó su necesidad de servir. Y así fue.
Motivado y decidido, comenzó a estudiar su segunda carrera, que es Terapia Física y Rehabilitación, cuyos conocimientos ahora aplica con los pequeños que se encuentran bajo su cuidado en el Caei.
Durante cinco años desarrolló su nueva profesión, "porque me gusta estar en contacto con la gente", dice con emoción.
Y fue así como inició su carrera en el Centro de Atención Especial Infantil, en donde nació su necesidad de seguir preparándose, a fin de ofrecer algo más a los pequeños que se atienden en este lugar, principalmente de bajos recursos económicos.
Fue entonces que Juan Manuel decidió prepararse en el área de Educación Especial, sin abandonar su especialidad en Terapia Física, pues lo vería como una especialización para ofrecer un servicio mejor.
"Cuando viene un niño al Caei, a veces viene con un problema, una mamá dice, es que mi hijo va mal en la escuela, y cuando hacemos una evaluación vemos que el problema no es sólo de aprendizaje, sino que el niño no alcanza a ver bien, o quizá tiene un problema motriz, por eso no es que haya cambiado de área, es más especializado. Como parte de un equipo multidisciplinario".
Aunque Juan Manuel reconoce que no es una tarea fácil, se siente completo. "Se requiere de mucha paciencia porque a veces hay algunos niños con diferentes problemas, más graves; se requiere de paciencia y de un calor humano, en el sentido de que que estamos conscientes de las necesidades de los niños".
Por otra parte, comentó que más que él a los pequeños, son ellos los que le han dado grandes enseñanzas, sobre todo a vivir la vida tal cual, con o sin limitaciones.
"Me han enseñado a ver diferente la vida, sí porque muchos de ellos no están tan conscientes de sus problemas, a veces uno como adulto se enfrasca en un problema y se forma uno solo su propia barrera, en caso de los niños no", comentó con emoción el maestro de educación especial, quien en unos años más, se ve aún atendiendo y aligerando la vida a esos pequeños especiales.