En 1798, después de una exitosa campaña en Italia, Napoleón que con un ejército muy débil había triunfado en múltiples batallas, luchaba ahora contra los ingleses; para derrotarlos emprendió una aventura sin igual; se dirigió a Egipto, a fin de cortar los suministros que la India otorgaba al imperio y así, vencer a la orgullosa Albión. Su sueño era convertirse en el Alejandro Magno moderno.
La expedición fue un fracaso absoluto; la flota francesa que había trasladado a los 38,000 soldados gabachos fue destruida por la inglesa y ello encadenó las tropas galas al desierto africano, sin posibilidad de regresar a Europa. Sin embargo, en Francia los amigos de Napoleón festinaban la campaña, asegurando que era un gran triunfo y publicitándola ante el pueblo como un ejemplo de grandeza; enmascararon los fracasos evitando que el pueblo conociera la verdad. Napoleón regresó a París como un triunfador, olvidando a miles de compatriotas que quedaban en África y preparó el grandioso golpe de estado: "18 de brumario", con el cual ocupó el consulado. El gran fracaso del Corso en Egipto, gracias a una engañosa publicidad lo había convertido en conquistador y más tarde, en emperador.
Un tabernero de Ainhoa, hermoso poblado de Francia; un tipo hosco, con fama de golpeador, alabó y agradeció los beneficios de su ciudad a la campaña de Egipto, aunque ninguno de los habitantes de Ainhoa vio jamás dichos beneficios, más aun, sólo escuchó patrañas y luego vivió crisis económicas y sociales.
Idéntico proceder estamos viviendo hoy en México como país, en Coahuila y en Torreón: Fracasos presumidos como éxitos; presunciones que todos escuchamos, pero nadie, fuera de los jerarcas oligárquicos, vemos y menos sentimos sus beneficios; pero se nos restriegan a diario y a toda hora en la cara y buscan, con ello, incidir en nuestra inteligencia.
Durante su campaña como candidato a la Presidencia de la República, Enrique Peña Nieto firmó 266 compromisos ante notario público; al momento se ha cumplido una décima parte y ya muchos será imposible que los lleve a cabo. Sin embargo, los jilgueros del PRI, los medios de comunicación que reciben beneficios muy lucrativos del gobierno y los discursos continuos de él y de sus subalternos, no pierden ocasión para festinar con bombo y platillo lo que no es y con ello engañar al pueblo, al que consideran débil mental.
Las promesas económicas han sido no sólo una falacia, sino también una burla; esta misma semana el Banco de México redujo, otra vez, la tasa del crecimiento económico del país; la cruzada contra el hambre se ha convertido en una acción compravotos para el partido del presidente y sus sucedáneos, se entregan alimentos, pero no se busca la superación de las personas, eso provocado más que por el simple crecimiento poblacional, el nulo desarrollo nacional, esto aunado a problemas como el que Pemex anuncia despido masivo de trabajadores y no se construirán las plantas petroquímicas prometidas; la famosa reforma educativa, en la cual se confiaría ayudaría a que los mexicanos creciéramos, en datos publicados por la propia Secretaría de Educación nos informa que de 134 mil profesores sustentantes del examen de conocimientos, solamente el 30 lo aprobó; es decir, únicamente unos 40 mil profesores están preparados para enseñar a los niños, 94 mil, carecen de esa capacidad. Grave problemática si partimos de que lo más valioso e importante que tiene una nación son sus personas y éstas se dejan en manos incapaces: ¿Qué más podremos esperar?
A nivel Coahuila, los embustes son igualmente perturbadores; se galantea con el tema Seguridad y se nos dice que hemos avanzado a pasos agigantados; pero se olvidan los múltiples homicidios de esta misma semana: ¿Qué no hubo muchos asesinados en las colonias de Torreón, incluso en el Hospital Universitario? Y los viajes a Asia y Europa para atracción de inversiones, ¿Dónde están las empresas?
A nivel municipal; el famoso Alumbrado de tres mil millones de pesos no ilumina; muchos sectores de la ciudad están a oscuras, el pavimento de todas las calles está destruido y no se ve cuando se vaya a reparar y ¿el Hospital General? definitivamente está encantado; por lo menos Penélope si tejía a la vista de todos durante el día, y luego descosía en la noche, pero éste, ni una ni otra.
Por otro lado, asistimos a una rendición del estado mexicano frente a la delincuencia; ya no utilizará gasoductos porque se roban la gasolina y otros muchos actos en que gana la mafia.
Pero dejemos lo que no se hace y vayamos a lo que se llevan: El tema de la corrupción, la impunidad y la transparencia, unidos estos tres de manera indisoluble, siguen siendo una gran deuda con los mexicanos.
Sigue presumiendo el presidente de éxitos rotundos en materia de transparencia, pero lo cierto es que ésta está sesgada, es decir, no se realiza plena; cada día vemos y oímos de actos impunes de apoderamiento de bienes y recursos del país; las burlas en esa área (y en otras muchas) subsiste por parte de los funcionarios públicos. Ejemplo, se informa de los bienes inmuebles de gobernantes coahuilenses, pero no se incluye el valor de los mismos, ni tampoco los de sus familiares y hasta amantes, tampoco de sus cuentas bancarias. También resulta irrisorio que haya subalternos que ganan más que el jefe, y que el sueldo de éste sea menor que el gerente de un empresa vecina, pero de menor valor y responsabilidad. El presidente municipal de Lerdo gana más que el gobernador de Coahuila. ¿Usted cree eso?
Pero se siguen creando comisiones de transparencia en Coahuila y en Torreón, tal vez se piensa que por muchas que se publiciten, nos la vamos a creer; veamos las últimas formadas: Comisión de la Deuda de Coahuila, integrada por 13 diputados, la mayoría (7) del PRI o la de Torreón: Comisión de Transparencia y Acceso a la Información integrada por regidores y síndicos del mismo municipio: "La Iglesia en manos de Lutero"
La transparencia en México, en Coahuila y en Torreón, es idéntica al lado oscuro de la Luna; todo mundo sabe que existe, están en la ciencia y en la Ley; pero nadie las ha visto jamás.
