Los grandes movimientos sociales, en especial las revoluciones y los momentos de crisis, son turbulencias perfectas para que individuos sin escrúpulos, ambiciosos y con sueños de grandeza, aprovechen dichas circunstancias para lograr éxitos personales, lo mismo en el poder que en la riqueza.
Joseph Fouché, un humilde francés, clérigo en su juventud, es un claro ejemplo de camaleón político, se distinguió por su permanencia en el poder a toda costa, independientemente de quien ocupe el trono o la silla republicana; une su desmedida ambición a su audacia, frialdad e impenetrabilidad de su persona; Fouché no tenía moral ni ética, de ahí su agilidad política. Al inicio de la Revolución Francesa se adhiere a los derechistas girondinos, quienes en ese momento forman la mayoría de la Asamblea Nacional, pero cuando pierden la hegemonía, se desplaza hacia los Jacobinos, que era los radicales y él es uno de los más radicales.
Bajo este nuevo vestido, es enviado a Lyon, donde se distingue por su campaña de descristianización y brutal represión, matando a miles y por ser tan sanguinario recibe el apodo de "El carnicero de Lyon".
A su regreso a París logra llevar a Robespierre a la guillotina y, bajo el nuevo gobierno: La Convención, es nombrado Ministro de la Policía y se alía con Napoleón, apoyándolo en el consulado y más tarde en el imperio; de hecho, Napoleón reconocía en Fouché a uno de los pocos políticos de habilidad igual a la suya.
Gracias a sus inteligentes movimientos maquiavélicos hacia cualquiera de los gobernantes, logra amasar una fortuna que lo convirtió en el hombre más rico de Francia, influyendo en el mercado bursátil, empleando información privilegiada y manipulando el ánimo de los inversores
Cuando Napoleón abdica, Fouché se adueña del gobierno provisional y conspira para entregar el poder a Luis XVIII a cambio de un ministerio; hace entrega del gobierno a los borbones y por esta acción recibe el título de Duque de Otranto. Muere en 1820 con bendición papal y auxilios espirituales cristianos. Napoleón escribe en una de sus Memorias: "Si la Traición tuviese un nombre sería Fouché".
El sistema político México es tan increíblemente voluble, que puede absorber los golpes enviados en su contra y convertirlos en energía propia, además de tomar, no prestados, sino robados nombre y simbolismo populares y transmutarlos en villanías, tal es el caso de expresiones ambientalistas o conceptos ciudadanos, de las que, bribones y trúhanes demagogos, se apropian, las adaptan y las adoptan en sus partidos y luego lucran con ellas.
Guardadas las debidas proporciones, deambulan en la política mexicana algunos siniestros émulos de Fouché, pero más peligrosos que él, por su insaciable amor al poder y al dinero. Políticos mexicanos que cuando no consiguen algo, se van a otro partido o forman uno nuevo; lo importante es medrar con el dinero del pueblo.
Un partido que trae como operador político a un personaje exPRI que fue altos funcionarios del gobierno de Coahuila, y que con su actuar muchos lo identificábamos con el titiritero principal de la película "La Ley de Herodes", film en que ocupaba, justamente, el mismo cargo que en la vida real. Este personaje, como otros muchos más en la historia política de México, cuando no logró dentro de su partido la nominación deseada al puesto ambicionado, se cambió de partido y logró su sueño de ser candidato, pero su campaña no fraguó. Ahora, en otro partido, diferente a los dos primeros, con otra nomenclatura, anda ofreciendo diputaciones a personas de la comunidad con marcada solvencia moral; ellos, creyendo que ese es un camino propicio para buscar el bien social, caen en las garras de estos buitres de la política disfrazados de blancas palomas democráticas.
Me pregunto si ellos son tan ingenuos de creer en esas falacias o si están tan desesperados en lograr la democracia en nuestro país que se convierten en fácil presa de depredadores políticos, esos saltimbanquis cuya ambición no tiene límites y sólo buscan mantenerse en el poder.
¿Honestidad en pensamiento al cambiar de partido político? Estos camaleones sienten la necesidad de ser "índices de fuego" de su expartido por temor a que se les considere traidores a la nueva ubre de la que se están amamantado y son, al mismo tiempo, más rastreros porque necesitan sentir el calorcito de sus amos. Por ello encontramos que son más críticos de los funcionarios provenientes de su partido original; tienen pavor de que si no destruyen su vieja imagen, se les pueda volver como bumerang. Visité, para escribir este artículo, la página web de un expanista, ahora diputado local priista y me encontré con su amarga insistencia en "mi partido"; en "mi amigo el presidente municipal" "vean cómo ha mejorado Torreón" y otras múltiples muestra de absoluta pérdida de dignidad y arrastre lisonjero que dan pena ajena.
¿Qué posibilidades tienen de ganar los candidatos ciudadanos atraídos hacía estos ladinos partidos?
Frente al clientelismo priista y la compra de votos del PAN y del PRD, ninguna; ellos no van a lograr la anhelada curul; pero los dueños de esos partidos, tienen puesta su vista no en los triunfos electorales de sus candidatos, sino en la obtención del voto mínimo requerido por la Ley, para conservar la franquicia política y con ella los privilegios económicos, los cientos de millones de pesos que el sistema electoral les brinda, por ello buscan candidatos de la sociedad civil que puedan obtener los votos suficientes para ese fin.
Y, por otro lado, el corrupto sistema político mexicano gana al mostrar al mundo entero, una afeitada y maquillada cara de democracia, donde coexisten muchos partidos y con ciudadanos de la sociedad civil involucrados.
Hablando de camaleones políticos, ¿ha notado usted la cantidad inmensa de comerciales del IEPC que sin tener elecciones próximas (las siguientes serán hasta el 2017) se está promoviendo? Es que sus actuales consejeros, angustiados porque al surgir las nuevas organizaciones electorales de los estados, dependientes de INE, temen quedarse sin hueso y sin el sueldote de sultán que de los estados reciben y se está vendiendo desde ya al nuevo postor.