Los agujeros negros son cuerpos celestes con un campo gravitatorio tan fuerte que ni siquiera la luz puede escapar de su proximidad cayendo inexorablemente en el agujero. Se supone que existe por lo menos un agujero negro en cada galaxia; la Vía Láctea, nuestra casa, tiene el suyo al centro de la misma.
Este cuerpo posee a su alrededor un extenso campo astronómico de forma esférica, llamado "horizonte de sucesos", a través del cual la luz puede entrar, pero no puede salir; se llama de esa manera, ya que el único suceso que puede ocurrir una vez pasada esa frontera es seguir cayendo en el agujero; no se conoce velocidad suficientemente grande como para escapar de dicha atracción gravitatoria, ni siquiera a la velocidad de la luz se puede escapar. El agujero negro es un cuerpo de alta densidad con una masa relativamente pequeña. En la parte exterior del horizonte de sucesos se forma una "ergosfera", dentro de la cual la materia se ve obligada a girar con todo el agujero negro. Sin embargo, sí es posible salir de la ergosfera, emitiéndose entonces partículas de alta energía.
Nuestro país vive ahora en un auténtico agujero negro de corrupción; en el centro del mismo está el gobierno de todos los niveles; quien penetra en él, sabe que es seguro vivir muy bien gracias a las altas posibilidades de adquirir bienes fastuosos con el dinero del pueblo, es decir, son erarióvoros; cada sexenio, como en cada era cósmica, se van generando estilos, en esta actual son las mansiones de millones de dólares; Peña, Videgaray, Chong; Moreira II ahora estrenando alberca olímpica en su mansión/bunker de Saltillo. Pero también se caracteriza por la seguridad personal, como la de la familia de Riquelme, por ejemplo: sus hijas llegan al colegio con cuatro guaruras que viajan dos por vehículo diferente; los otros políticos acompañados de patrullas e infinidad de guardias de seguridad; ¿Cree usted que a ellos les preocupa el tema de la inseguridad? Y ¿Quién cree que paga los sueldos de esos incluso "Gates" municipales?
Si el gobierno vive en el propio agujero negro o en el horizonte de sucesos de la corrupción, en éste último se ubican también los amigos de ellos, los contratistas consentidos, los proveedores que sí reciben el pago puntual de sus ventas al "gran hermano"; aquellos que facturan miles de millones de pesos como el caso de la nueva iluminación de Torreón que está costando más de diez veces lo mismo que la de Saltillo o los futuros contratistas como se espera de la planta tratadora de agua de esta ciudad, tema tenebroso que habrá que seguirle la pista. También en esta área satelital del agujero negro están ubicados los consejos ciudadanos afines a la autoridad, como el de "Transparencia" de Torreón; los empresarios aduladores de las acciones nefastas disfrazadas de obras públicas y los comunicadores tolerantes y difusores de imágenes ficticias; todos disfrutando de la fuerza gravitatoria corruptiva de la presupuestofilia.
En cambio, los simples mortales, los que vivimos en la ergósfera, los que giramos sin voluntad a la velocidad del agujero negro, pagando los costes con vidas e impuestos Santa Annistas, aquellos que no contamos ni con simples casas con suficiente agua potable, ya no digo albercas, los que estamos expuestos a asaltos violentos armados, como mi caso, que esta misma semana logré salvar gracias a un gran angelote que me acompañó a pesar de los dos disparos de arma de fuego que me hicieron, afuera de mi casa; pero que pasa con otros muchísimos ciudadanos que no contaron con mi suerte y que sufren hoy enfermedades físicas y mentales, o que, como diría Rulfo "Ya se aliviaron hasta de vivir" a causa de esos malhechores; bandoleros que ya no sabemos si son muy listos o están coludidos con las autoridades e incluso, si son ellas mismas, pero que cometen delito tras delito y siguen impunes. Esos ciudadanos de segunda que no contamos en las estadísticas que maneja el gobernador y demás funcionarios cuando aseguran que ya han bajado los delitos, que casi casi vivimos en jauja.
La pregunta obligada por algunos: ¿Denunciaste el hecho a la policía? La respuesta inmediata de otros muchos, que considero equivocada, pero realista: "Para qué, son los mismos o les avisan para que te busquen y te amenacen por hacerlo". Entonces que hacer: la respuesta la tuvo Gandhi y la fraseó Erich Fromm: "El acto de desobediencia, como acto de libertad, es el comienzo de la razón" y lo estamos viviendo aquí y hoy. Se ha pedido, por ejemplo, por parte de la Asociación Ciudadanos por una causa común, que ante la negligencia, incapacidad y hasta tolerancia de las autoridades policíacas, se constituyan asociaciones de vecinos para vigilar y apoyarse mutuamente. Eso tiene que ser en una ciudad, un estado y un país que tiene la desgracia de contar con "Cero Seguridad y Total Tolerancia al delito".
Comencemos pues, los ciudadanos conscientes y preocupados, a ocuparnos de nuestra seguridad y fortaleza. Si la teoría de Einstein tiene razón y puede ser real, de un agujero negro absorbente, se generará un agujero blanco creador y surgirá un túnel de gusano que acerque los universos, ya no viajando millones de años luz, sino en segundos. Esto significaría, sociológicamente, una buena noticia para nosotros: Las revoluciones anteriores que hemos tenido han durado lustros y no han servido para nada, este túnel de gusano debe ser rápido y muy efectivo; surgiría una revolución en la conciencia de los mexicanos, la cual actuaría como túnel de gusano y de ahí podríamos pasar a un universo totalmente diferente al que hoy tenemos. Esa revolución debe empezar ahora mismo acudiendo a votar en las próximas elecciones, ya sea por el candidato de nuestra preferencia o por valores; pero no debe quedarse ahí nuestra revolución mental; debemos crear y/o participar activamente en organizaciones de la sociedad civil. Trabajemos, por ejemplo, en juntas de vecinos vigilantes; organizaciones en beneficio de la ciudad; en fin, todo lo que realmente sí pueda mover a México en su beneficio y no de los gobernantes, o de su casta de malandrines, incluso de sus reformas retrógradas.