El escritor francés Albert Camus en su obra "Calígula" ofrece un diálogo entre este dictador oprobioso del imperio Romano y su intendente, acerca del tesoro del imperio:
EL INTENDENTE. ¡Oh!... Cayo, el tesoro se extingue...
CALÍGULA ¿El Tesoro? Pero es cierto, claro, el Tesoro; es fundamental.
- Cierto, César.
CALÍGULA. El Tesoro tiene un poderoso interés. Todo es importante; ¡las finanzas, la moral pública, la política exterior, el abastecimiento del ejército y las leyes agrarias! Todo es fundamental. Todo está en el mismo plano: La grandeza de Roma. ¡Ah! Me ocuparé de todo. Escúchame un poco:
Te escuchamos.
CALÍGULA. Bueno, pues tengo un plan que proponer: Vamos a revolucionar la economía política en dos tiempos; lo explicaré:
CALÍGULA. Escúchame bien. Primer tiempo. Todas las personas del Imperio que dispongan de cierta fortuna -pequeña o grande, es exactamente lo mismo- están obligados a desheredar a sus hijos y testar de inmediato a favor del Estado.
-Pero César...
CALÍGULA. No te he concedido aún la palabra. Conforme a nuestras necesidades, haremos morir a esos personajes siguiendo el orden de una lista establecida arbitrariamente. Llegado el momento podremos modificar ese orden, siempre arbitrariamente. Y heredaremos. El orden de las ejecuciones no tiene, en efecto, ninguna importancia. O más bien, esas ejecuciones tienen todas, la misma importancia; lo que demuestra que no la tienen. Por lo demás, son tan culpables unos como otros. (Al intendente, con rudeza.) Ejecutarás esas órdenes sin tardanza. Todos los habitantes de Roma firmarán los testamentos esta noche.
Pero César, no te das cuenta... La vida humana...
CALÍGULA. Escúchame bien, imbécil. Si el Tesoro tiene importancia, la vida humana no la tiene. Está claro. Todos los que piensan como tú deben admitir este razonamiento y considerar que la vida no vale nada, ya que el dinero lo es todo. Entretanto, yo he decidido ser lógico, y como tengo el poder, veréis lo que os costará la lógica. Exterminaré a los opositores y la oposición. Si es necesario, empezaré por ti. Tienes tres segundos para desaparecer, cuento: uno...
La primera característica de todo tirano es que dispone de haciendas y vidas humanas a su antojo; ante él no existe ley o disposición de limitaciones a su poder, él lo es todo y únicamente cuenta su voluntad. Justifica sus decisiones arbitrarias con juicios de valor que sólo él es capaz de entender y que considera que los demás no pueden o no tienen la capacidad de comprender.
Guardadas las respectivas proporciones, Recientemente nuestra ciudad está padeciendo de un personaje de esta ralea: El actual edil municipal tiene la visión de poseer un poder infinito, ilimitado que lo hace sentir un mesías y que sus decisiones, inapelables y no criticables, deben acatarse sin reparo o discusión alguna. Ha dicho que "No a las suspensión de ola roja", tema sumamente discutible en relación al problema financiero torreonense y/o a dudas sobre la legalidad y hasta honestidad de su manejo. Se pelea con organizaciones patronales y empresariales a las cuales desea imponer su arbitrio indiscutible sobre recursos que ellos generan y deben manejar libremente; toma decisiones importantes sin atender al Cabildo y defiende a los prestadores de servicios con más enjundia y pasión de lo que ellos podrían hacerlo. El ejemplo de la deficiente licitación (por no decir ilegal) de la instalación de lámparas Led por las que los ciudadanos pagaremos tres mil millones de pesos, ha sido más que polémico para el alcalde local, quien ante la infinidad de críticas ciudadanas siempre sale a defender al concesionario, como si en ello le fuese la vida misma; recientemente comentó:
"Se están haciendo juicios de valor cuando todavía hay áreas que no son entregadas al Municipio, determinan que la instalación de un alumbrado está mal cuando todavía no está entregada la obra".
"Yo creo que hay que esperar a que se termine el proyecto y que la misma concesionaria de a conocer cuáles son los espacios o áreas que nos va a entregar para poder revisarlos". Criticó que en las redes sociales haya habido quejas, y si por él fuera, suspendería dichas redes.
Por otro lado, revive el sueño de dominar a los grupos ciudadanos auténticos, queriéndoles ganar espacios que han sido ocupados por ellos con trabajo y entusiasmo. Recordemos que en 2014 decidió destruir una campaña de forestación ciudadana ordenando la plantación y, lógicamente, el pavoroso sacrifico de treinta mil arbolitos para evitar que la ciudadania tuviera éxito y bueno, ahora repite esa intención con su campaña "Torreón te amo", la que tendrá el mismo destino de la del año pasado, cero aceptación social, salvo por lo pobres burócratas que están amarrados hasta en la entrega de "donaciones" obligatorias para el partido del alcalde.
Se le olvida al presidente municipal, o es que nadie le ha dicho, que la función de un líder social es provocar respuestas; ya sea del gobierno o de la sociedad; y no el no hacer la competencia al ciudadano, sino motivar a ésta, a lograr resultados.
Déjeme explicarle, Sr. alcalde, porque no prende su burda parodia; el pueblo no cree en esas patrañas; Ni ustedes tienen la inteligencia de los ciudadanos que han creado las auténticas acciones de nuestra sociedad
Estas actitudes provocan la visión que nuestra ciudad irradia al exterior y que muchos perciben con claridad: Que las relaciones Gobierno-Sociedad viven un marcado divorcio; Si en otras naciones ven a México como un estado fallido, Torreón está corriendo la misma suerte; esto a pesar de la desgarradura de vestiduras y encenizamiento de las testas de los gobernantes en turno y de sus sucedáneos; pero lo cierto es que si no es así, si se percibe como tal desde afuera y, desde dentro: Se vive.
Si la voz del Pueblo es la Voz de Dios, entonces aceptemos el mensaje evangélico de "dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios", es decir, dejar que los ciudadanos expresen su voluntad, ejecuten acciones en beneficio de su sociedad y el gobierno dirigir, en todo caso, los esfuerzos sumando voluntades y no atacando o queriendo adornarse con acciones que no le corresponden, entienda, Sr. presidente municipal, que muchos desean ayudarlo, no despojarlo de su poder.