En 534 a.C., regía Roma Servio Tulio, gobernante honrado y benefactor del pueblo; considerado un creador de ciudadanía: Él tenía dos hijas de personalidades contrapuestas: una era de carácter dulce, la otra arrogante. Contrajeron matrimonio con los príncipes Lucio Tarquinio y a su hermano Arrunte, también de temperamento opuesto; la apacible casó con Tarquino, conocido como "El Soberbio" y la arrogante con Arrunte. Pronto Tarquinio y su cuñada eliminaron a sus respectivos cónyuges y contrajeron nupcias. Tarquinio comenzó a desacreditar a su suegro apoyado por su esposa. Servio Tulio fue asesinado por sicarios de Tarquinio, quien se proclamó heredero del trono
Cuenta la leyenda que después de la muerte de su suegro, Tarquinio "El Soberbio" persiguió a sus rivales y libró cruentas guerras; pasando a la historia como el tirano que causó la caída de la monarquía romana. Sin embargo, bajo él, Roma vivió un importante auge económico y un desarrollo urbanístico sin precedentes. Era característico de estos tiranos el empeñarse en grandes programas urbanísticos. Ejemplo fue la construcción del templo de Júpiter en el monte Capitolino y programas de iluminación y conducción drenaje, como la cloaca máxima.
En el año 509 a.C Tarquinio "El Soberbio", quien encarnó los peores vicios de la monarquía y fue visto como un modelo de tirano y enemigo del pueblo, es depuesto. Tradicionalmente su caída se relaciona con la violación, por parte de un pariente suyo, a Lucrecia, una patricia romana casada; ella se suicidó tras el ultraje y la negativa del soberano a castigar al culpable. Esto suscitó tal indignación en la ciudadanía que decidió, a través de acciones cívicas fuertes, la expulsión de Roma de Tarquinio y demás miembros de su familia. Los romanos tomaron el poder para ellos y se gobernarían, en lo futuro, por dos cónsules electos; magistratura anual que sustituía la figura del monarca. Quedaba así abolida la monarquía y daba inicio el sistema republicano donde el pueblo mandaba y asumieron las riendas de su destino.
La decrepitud del sistema totalitario priista está topando de frente con la viril fortaleza de la participación ciudadana. El sueño de un presidencialismo tardío que aún pedía un poder omnímodo, hace mucho feneció; y aquellos que añoraban un "César republicano" que descollara en la historia y cuya voluntad insondable fuese incuestionada, encontraron que sus mezquinas e inconfesables ambiciones son irreconciliables con los derechos del pueblo. Si algo debemos agradecer a los políticos de los diferentes partidos, es que su actuar ha logrado generar una síntesis dialéctica en el pensamiento de infinidad de mexicanos que, ya hartos de lo mismo, buscan salir del marasmo oportunista de corruptos gobernantes; quienes auspiciados por una impunidad absoluta generada por ellos mismos para su beneficio, les permite huir con el gran botín obtenido de las deudas ilegales de estados como Coahuila o negocios públicos multimillonarios que no dejan beneficios reales a la población.
La esperanza llegó en la fortaleza juvenil; prueba fehaciente es un Foro del INE Coahuila realizado recientemente en Torreón, donde hubo propuestas muy interesantes. Un grupo amplio de ciudadanos se atrevió, lo mismo a cuestionar a las actuales administraciones públicas, que a proponer acciones cívicas que incidan en el bien comunitario y en el desarrollo democrático de los Laguneros.
Ahí pudimos comprobar que los jóvenes que cambiarán México ya nacieron: ya participan en asociaciones de ciudadanía y utilizan las más modernas tecnologías para hacerse escuchar, como las redes sociales en Internet; una nueva pedagogía para la educación cívica.
Una propuesta novedosa, sugerida por Luis Fernando García Abusaíd, fue la de que el INE mantuviera una campaña permanente de educación cívica; no sólo en los períodos electorales, sino siempre, a través de los mismos asistentes electorales, es decir, las personas que tocan a su puerta cuando Usted ha sido insaculado para participar en la mesa directiva de casilla; ellos, tras una capacitación especial, visitarían las colonias y mantendrían un elevado nivel de atención ciudadana en todos los ámbitos de la vida social y política.
Es trascendente crear un modelo didáctico de construcción de participación ciudadana. No restringirse a grupos, sino ampliarse totalmente; para ello es importante para quienes luchamos por la superación de nuestra comunidad, comprendamos que más que incrementar el nivel de la conciencia social de quienes ya participan luchando por nuestros derechos, sin descuidar este aspecto, busquemos aumentar el número de ciudadanos conscientes de esta lucha. Ampliar los grupos ciudadanos de participación con más adeptos a esta noble visión e incrementar nuestra penetración en los sectores menos favorecidos de la sociedad.
Incidir en las políticas públicas; establecer redes ciudadanas con plataformas que han funcionado en otras ciudades como: ¿Alcalde, cómo vamos? Que en Nuevo León ha ayudado a reconstruir la confianza de los ciudadanos en su entorno político inmediato. Acciones que nos permitan hacer posible lo que es necesario; por ejemplo: Felicitaciones a los vecinos de la colonia Senderos por su valor al enfrentar la realidad de que el agua que llega a sus hogares tiene arsénico en proporciones letales; mantener la lucha a pesar de ser acusados de manejar dicha evidencia como política... Toda actividad ciudadana es, indiscutiblemente, política ya que se refiera a la "polis" o sea a la ciudad, a la comunidad, a las personas que habitan tal o cual urbe, por lo tanto decir que se politizan ciertas cuestiones que afectan a los ciudadanos, es ignorancia de términos y criterios. Todo lo público es un reto social compartido y político en su esencia.
Exijamos un gobierno no divorciado de la ciudadanía. Elaboremos una agenda ciudadana para evaluar al gobierno y evitar indignaciones como me sucedió el domingo pasado, cuando recogí mi ejemplar de El Siglo de Torreón y vi un fastuoso encarte bajo el título: "Torreón brilla con luz propia": No pude menos que montar en justa cólera ciudadana. ¿Cómo es posible que habiendo graves carencias en mi ciudad, se gasten millonadas innecesariamente? Basta ya...
¿Con qué derecho, un funcionario público utiliza dinero del pueblo para engrandecer su imagen personal con fines electorales? ¿Sabrán nuestras autoridades que la inmensa mayoría de quienes compramos los periódicos somos gente pensante y que no podemos estar de acuerdo con ese gasto excesivo e insultante?
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