El 16 de junio de 1863, Élie-Frédéric Forey, comandante del ejército expedicionario Francés que invadía México, a través de un decreto especial designó a treinta y cinco mexicanos para que formarán una Junta Superior de Gobierno; la cual convocaría a la "Asamblea de los Notables"; integrada por 215 ciudadanos mexicanos, sin distinción de clase o rango; una real simulación de participación ciudadana; una auténtica parodia que más tarde seguirían realizando por costumbre, los gobiernos posrevolucionarios en los siglo XX y XXI; esta corporación ciudadanizada tendría como función principal la formación de un gobierno definitivo para nuestra patria, desde luego, ya para ese momento se pensaba en invitar a un príncipe europeo a que gobernara esta nación tan salvaje y autodestruida. Una asociación cívica decretada por la autoridad, no por los propios ciudadanos.
Frente a los grupos ciudadanos surgidos por su exclusiva iniciativa como una respuesta directa a la problemática social, el poder político crea supuestos consejos que intenta hacer pasar por organizaciones ciudadanas, auténticos lobos con vestiduras de corderos y que se distinguen por ser también chapulines, lo mismo brincan de un puesto de esas organizaciones seudociudadanas y paraoficiales a puestos administrativos en cualquiera de los tres poderes, una secretaría, una diputación o una magistratura y, en muchas ocasiones hasta a organismos descentralizados como las universidades públicas o servicios municipales; lo importante es seguir medrando a costa del erario público.
Realizando una brevísima descripción y en algunos casos, una comparación, analizaré los principales ejemplos de organismos que el gobierno ha intentado disfrazar de ciudadanía y en realidad muchos se comportan como sucursales del mismo, incluso, defienden con mayor pasión lo yerros del ejecutivo contratante que él mismo.
Instituto Electoral y de "Participación Ciudadana" de Coahuila; creado como tosco plagio del organismo federal, pero bajo el patrocinio del gobernador; con la bendición del Congreso local, otro ente rastrero que sólo obedece órdenes del supremo dedo y que es quien designa a los consejeros; en Coahuila ha sido una vergüenza su actuación: Hubo alguno que fue capaz de negar a su propio padre por pertenecer a otro partido que no era el PRI, (éste ya no está, ya partió) hasta presidentes que después de las elecciones acusadas de fraude, se les premió con cargos importantes en el gobierno estatal como Ombudsman y luego Procurador de "Justicia", sin ver que entre ambos cargos existe una abismal diferencia que raya en lo irreconciliable. En la elección pasada un IEPC nada ciudadanizado, tomó decisiones totalmente ilegales que tuvieron que ser luego nulificadas por el Tribunal Federal, debido a la burda maniobra que sólo beneficiaba al partido de su patrocinador.
El disímil del IEPC Coahuila, es el Instituto Nacional Electoral, (antes IFE), en el cual coexisten consejeros ciudadanos y funcionarios profesionales; los primeros, que son los que interesan en este artículo, están divididos en tres sectores; los nacionales de tiempo completo con sueldos y prestaciones sultanescas, pero cuyos presidentes anteriores han mantenido un muy bajo perfil político, actualmente ellos continúan en su actuar ciudadano, conferencistas, catedráticos y escritores, pero nada de puestos ostentosos en administraciones pública. Luego están los consejeros locales o de los estados (6 en cada una de las 32 entidades y el DF) y los Distritales (6 en cada uno de los 300 distritos electorales) quienes solamente participan durante la época electoral (noviembre 2014 a julio 2015), y por lo que reciben una módica dieta. Prácticamente podemos decir que tanto los consejeros locales como los distritales han sido invitados de entre personas que en las organizaciones de la sociedad civil o académicas, han observado actuaciones al menos honestas. Lo más importante en el INE es la cara directa en las elecciones al votante: Los funcionarios de casilla; generalmente vecinos de la ubicación de las urnas, elegidos por un sistema de sorteo por el apellido paterno, después ampliamente capacitados y finalmente son las personas que reciben y cuentan los votos sufragados, realizando una inmediata publicación de los resultados. Si bien esta institución es la excepción que confirma la regla, aun así, subsiste la duda popular, producto de que la inmensa corrupción oficial alcanza a todos y las críticas, muchas veces infundadas de los candidatos perdedores, nada abona a la credibilidad del INE. Que hay fraude en las elecciones, es totalmente cierto, pero este se da fuera de las urnas, no dentro de ellas o en proceso mismo de conteo de votos.
El Consejo Ciudadano y Fideicomiso de Seguridad Publica Región Laguna Coahuila., integrado por representantes de organismos empresariales, clubes de servicio y universidades, originalmente de cuna ciudadana, tuvo pronto que aceptar la intromisión de los gobiernos estatales y municipales; es uno de los primeros organismos civiles y actuantes, tal vez por esa misma antigüedad actúe con cierta honestidad, aunque muchos de sus acuerdos quedan durmiendo el sueño de los justos, como la malograda idea de dotar a los policías de vivienda digna. Sirve también para engordarle el caldo al ejecutivo estatal, cuando quiere hacer creer que ya no hay inseguridad en nuestra región.
"Consejo Ciudadano para la Transparencia de las Finanzas y Políticas Públicas del Municipio de Torreón, Coahuila de Zaragoza: Nombre muy largo con nulas acciones, si es que ha realizado alguna, compuesto por representantes de universidades, colegios profesionales y ciudadanos distinguidos, cuya titular fue nombrada por el alcalde y que sólo ha tenido tres sesiones de capacitación sobre transparencia; contabilidad pública y código de ética (el código del consejo no ha avanzado) y una única e intrascendente reunión con el tesorero municipal, el cual quiso convencer a los consejeros que era muy difícil entender la contabilidad actual municipal y, con una piel muy sensible, se molestó ante una pregunta de uno de los integrantes de este fallido consejo. En resumidas cuentas, otra farsa de transparencia y participación ciudadana gracias a su generación originada por el poder público. Sin embargo, algunos consejeros han decidido esperar con paciencia franciscana a que se generen oportunidades de realizar una auténtica labor cívica.
Finalmente, los artificios gubernamentales que como tales hemos comentado, son efecto de la corrupción que permite el tránsito de un puesto oficial a uno aparentemente civil y viceversa, aunado a una absoluta falta de transparencia. La única seguridad de que un organismo sea auténticamente ciudadano y que represente los intereses de la comunidad, estriba en que sus integrantes sean invitados de la misma sociedad civil, que sus puestos sean honoríficos, sin salarios y prestaciones, a lo más una muy modesta dieta que cubra los gastos esenciales de su gestión, que su labor esté perfectamente acotada por leyes y reglamentos; que su duración sea breve; que exista total transparencia en sus acciones, acuerdos y actuaciones y que sus diligencias sean públicas; que exista además la oportunidad de que cualquier ciudadano pueda criticar durante el tiempo de encargo, las decisiones y compromisos contraídos.