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Mexicanadas

Diálogo

YAMIL DARWICH

Dentro de nuestros rasgos positivos y de idiosincrasia como mexicanos, está la creatividad e inventiva.

Pocos como nosotros, para darle el sentido alegre, satírico y hasta irónico a las realidades nacionales y de paso solucionar problemas cayendo en la negación de los mismos.

De esa creatividad nutrimos la convivencia diaria y desprendemos otras particularidades nuestras, como el manejo distinto del castellano, -mexicano pudiéramos decir- que aunque esté incluido en la lengua de Cervantes, tiene formas, modismos, expresiones y exclamaciones que sólo otro connacional entiende.

Ni qué escribir de nuestro lenguaje corporal y sus señas, que desconciertan a los extranjeros. Debo reconocer que en todos los pueblos existe el lenguaje de las señas, pero nosotros "nos cocinamos aparte", ¿o no?

Para el caso, baste lo excelso del "Chingoles", descripción acuciosa del verbo "chingar", plasmada en la obra del maestro Octavio Paz; también de los millones de chascarrillos, cuentos, chistes, refranes y proverbios acumulados como acervo cultural en nuestra corta existencia como nación.

No podemos dejar de mencionar al "albur", juego de palabras con el que dos personas se comunican y bromean, denotando agilidad mental, creatividad e inteligencia instantánea y que con base en el doble sentido del lenguaje -oral y corporal- nos comunicamos, jugando a ofendernos, dejando al escucha ingenuo o extranjero "en ayunas" y ante la complacencia de los testigos nacionales que, con su aprobación, declaran ganador al más creativo y a veces el más "pelado" y mal hablado.

Para mayor referencia, le recuerdo el texto de Armando Jiménez, "Picardías Mexicanas", o los letreros que quedan escritos en sanitarios públicos, bardas de ciudades, autobuses y camiones del país, ocasionalmente ilustrados con imágenes descriptivas, hasta llegar a crear el "Concurso Nacional del Albur", efectuado anualmente en Pachuca, Hidalgo.

Esas "mexicanadas" nos son útiles para hacer víctimas a personajes de la vida pública, sean actores, religiosos o políticos; tampoco se salvan otros, como los familiares, compañeros de trabajo, amigos o conocidos.

Es un medio eficaz para agredir y encontrar el "desquite" de lo que consideramos como ofensa hecha por otro. ¿Recuerda algunos sobrenombres y lo bien acomodados que quedaron? Tampoco escasean los apodos que nos sirven como referencias de cariño: "Gordo", "Prieta", "Chata" y otros muchos ejemplos útiles para el Diálogo.

Un capítulo aparte merecen los refranes populares, algunos muy graciosos, todos apegados a nuestra realidad de la vida social y cotidiana. Suelen decir "Los dichos y refranes son evangelios chiquitos" y son adecuados para recomendar, enjuiciar o criticar actitudes de personas.

Existen personajes que nos dan tema para rato, particularmente de la farándula, quienes manejan el recurso buscando permanecer en la mente de sus fanáticos y admiradores; entre todos, recuerde a Antonio Badú y su constante combate de agilidad mental con Mauricio Garcés, amigos entrañables que usaban el método para bromearse pareciendo que se agredían; más recientemente Sergio Corona y Manuel Valdés, con su graciosa rivalidad deportiva.

De políticos existen libros completos, por ser ellos carne de cañón, quienes se "ponen de modo" con su limitación cultural y pobre manejo del lenguaje, como "¿Y yo, por qué"? escrito por Andrés Bustamante, sobre Vicente Fox.

Los presidentes de México siempre han sido los favoritos de la picardía mexicana y los chistes Usted los conoce. ¿Recuerda algunos?

Enumere de los últimos tiempos: Gustavo Díaz Ordaz y la agresión a su fisonomía; Luis Echeverría y sus ocurrencias con el folclor mexicano por causa de los gustos de la esposa; José López Portillo y Rosa Luz Alegría; quizá Miguel de la Madrid salvó el obstáculo, pero Carlos Salinas recibió y continúa sufriendo los estragos de los chistes sobre raterías, orejas y estatura. Zedillo y su opacidad, Vicente Fox y su grave ignorancia, Calderón y el supuesto alcoholismo y Enrique Peña Nieto con sus constantes demostraciones de limitación del conocimiento y cultura general.

Desde luego que también están las ocurrencias que ayudan a salir de aprietos, como aquella de "ni nos beneficia ni nos perjudica sino todo lo contrario", comentario que sigue dando lugar a su aplicación; "soy gobernador, no bombero" respuesta de Miguel Alemán al cuestionarlo por su ausencia en el incendio del mercado de Veracruz; "un político pobre es un pobre político", frase de Carlos Hank González, medida de la desvergüenza ante el enriquecimiento ...¿inexplicable?; o "¿yo?, ...¿por qué?, de Vicente Fox, que olvidó era el primer mandatario y primero en responsabilidad nacional.

Usted puede recordar, divertirse y/o enojarse con cientos más.

Sin duda, por diversas causas, nuestra inventiva y creatividad es desperdiciada.

Nadie desconoce las habilidades de un mecánico quien con un pedazo de alambre y pinzas pone en funcionamiento un motor; o inventores como Guillermo Camarena y la televisión de color; Don Nacho, restaurantero de Piedras Negras, que creó, mas no patentó los "nachos", comida chatarra enriquecedora de extranjeros.

¡Si supiéramos aprovechar nuestras potencialidades!

ydarwich@ual.mx

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