La eterna noche en la que el país mantiene a las trabajadoras del hogar se la debemos a una omisión del gobierno federal.
Internacionalmente hoy se conmemora el Día de las Trabajadoras del Hogar, pero por negligencia gubernamental México sigue en un rezago nocturno que mantiene fuera de vigencia los derechos de más de dos millones de mexicanas que dedican su oficio cotidiano al trabajo doméstico remunerado.
Sin compararnos con países de primer mundo, en Chile, Colombia, República Dominicana o Costa Rica hoy sí sale el sol para las trabajadoras del hogar, porque sus gobiernos mostraron interés, compromiso y solidaridad con sus derechos laborales y han suscrito ya el Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo.
La eterna noche en la que nuestro país mantiene a las trabajadoras del hogar se la debemos a la omisión voluntaria que el gobierno federal ha decidido ejercer retrasando el envío formal del Ejecutivo al Senado para la ratificación del convenio. El abogado de la Presidencia, Humberto Castillejos, no tiene prisa. Para él este convenio no tiene importancia. Lo mantiene retenido en algún archivo de su oficina desde que Peña Nieto tomó posición del cargo. A diferencia de cualquier trabajadora del hogar remunerada, Castillejos cuenta con un contrato, recibe un salario por muy por encima del mínimo, cuenta no sólo con seguro social, sino que con nuestros impuestos le cubrimos un seguro privado de gastos médicos mayores en el que tiene incluida a toda su familia, prestaciones garantizadas, aguinaldo, vacaciones y por si fuera poco un seguro de retiro que rebasa cualquier monto al que pueda aspirar una trabajadora del hogar si se retirara después de seis de años de trabajo.
La suscripción del Convenio 189 representaría un avance significativo en materia de justicia laboral por su carácter progresivo y vinculante, ya que permitiría que el gobierno se preparara paulatinamente para ajustar las leyes incorporando no sólo a las trabajadoras "de planta", sino a las que no pernoctan en los hogares. También el otorgamiento de seguridad social y servicios de salud se perfilan en un proceso gradual. La oficina jurídica de la Presidencia no sólo ha demostrado desinterés, sino nula articulación con el gabinete. Recordemos que hace más de un año Osorio Chong hizo público su compromiso para enviar de inmediato el convenio al Senado, cuando entregó el Premio Nacional contra la Discriminación a Marcelina Bautista, líder de las trabajadoras del hogar. Pero por lo visto su comunicación con la oficina jurídica de la Presidencia no es lo suficientemente efectiva, ya que con el velo insostenible de que el documento circula entre la Secretaría de Relaciones Exteriores y el escritorio de Castillejos, el secretario de Gobernación no ha cumplido su promesa.
A diferencia de las oficinas del Ejecutivo, las trabajadoras del hogar y las empleadoras organizadas nos hemos articulado para presentar en la Presidencia de la República una carta dirigida a Enrique Peña Nieto para que su abogado deje de retener el convenio y los senadores puedan ratificarlo. Desde el viernes el documento está ya en Los Pinos, veremos cuánto tiempo les toma dar respuesta, pero sobre todo analizaremos los elementos con los que pretenderán justificar su retraso.
Los desaciertos del gobierno federal en materia de derechos humanos se van acumulando. Tienen en sus manos una magnífica oportunidad de revirar esta tendencia remitiendo el convenio e impulsando su ratificación. Seguiremos insistiendo en que así sea.
Analista política y activista ciudadana