Grupos de manifestantes salieron a las calles de ciudades y pueblos de Brasil para participar en un día de protestas antigubernamentales a nivel nacional, considerado un termómetro del descontento popular con la presidenta Dilma Rousseff.
Las protestas, convocadas principalmente en las redes sociales por una serie de organizaciones, fustigan a Rousseff, cuyo segundo período en el gobierno se ha visto conmovido por un creciente escándalo de corrupción que ha involucrado a políticos de su Partido de los Trabajadores, así como por una economía vacilante, la depreciación de la moneda y el aumento de la inflación.
Es la tercera manifestación antigubernamental a gran escala este año, después de otras en marzo y abril. Los analistas políticos creen que la concurrencia a las manifestaciones del domingo podrían determinar el futuro del movimiento de protestas. Si la convocatoria moviliza a multitudes podría aumentar las presiones sobre el gobierno, pero si la concurrencia es escasa podría dar cierto alivio a la presidenta. En Sao Paulo, capital industrial, el descontento tiende a atraer grandes multitudes.