Protestas. Miles participan en una manifestación convocada con el apoyo explícito del Partido Socialdemócrata en rechazo al racismo y al movimiento islamófobo Patriotas Europeos contra la Islamización de Europa (Pegida). (EFE)
El movimiento "Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente" (Pegida) marchó de nuevo por las calles de Dresde, impasible a las condenas de la canciller alemana, Ángela Merkel, y a las contramanifestaciones organizadas en todo el país contra la xenofobia.
Unos 18,000 manifestantes -medio millar más que en la anterior cita- secundaron la nueva convocatoria de esta organización, bajo una lluvia gélida en este primer lunes de 2015, año que se abrió, para los alemanes, con la llamada de Merkel a la ciudadanía a no seguir las consignas xenófobas del movimiento.
"Tenemos un Gobierno extorsionado desde la izquierda", rezaba una de las pancartas desplegadas en la concentración, en una céntrica explanada de la capital sajona, mientras centenares de banderas alemanas, junto con las "Land" del este del país, ondeaban en esa fría noche.
"Exigimos respeto y tolerancia, también a nuestro pueblo". "Defendamos nuestras raíces judeo-cristianas" y "No a los abusos a la ley de asilo. No a la inmigración que nos desborda", eran otros de los lemas en carteles, de distintos tamaños y formatos, repartidos sobre un recinto acordonado por un poderoso operativo antidisturbios.
"Lutz Bachmann: ladrón, traficante de drogas, estafador y alemán", denunciaba, también sobre la explanada, una única pancarta "disidente", portada por Robert Schlink, un joven de Dresde, que pretendía denunciar al impulsor de Pegida, con abultado historial delictivo y durante un tiempo prófugo de la justicia en Sudáfrica.
"No, no les temo. No tengo por qué temerlos. Ellos deberían temerse a sí mismos, esa gente que no ha aprendido la lección de la historia, lo que trajo la dictadura nazi, la destrucción de todo Dresde bajo la aviación aliada", comentaba Schlink.
Con su pancarta a cuestas, el joven hacía frente a miradas insultantes e improperios: "Tú no has entendido nada, chico: nos están quitando el país, entre extranjeros, musulmanes, asilados y clase política vendida", le increpaba Helmut Blum, de 67 años, con su propia pancarta a cuestas: "Cerremos el grifo a los asilados".
Schlink era una especie de llanero solitario denunciando el pasado delictivo de Bachmann, conocido de sobras, en Dresde y en el resto de Alemania, sin que a sus seguidores parezcan inmutarse.
Acudieron a la convocatoria hecha por Pegida.
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