Cuando Camilla McGill planificaba su visita a la India hace unos 10 años, ni siquiera podría haberse imaginado que en poco tiempo, las circunstancias iban a darle una de las lecciones más importantes de su largo viaje.
Transcurrida una década desde su primer viaje, los vínculos de McGill con los rotarios indios, canadienses y estadounidenses han ayudado a cientos de personas necesitadas de la India, en el marco de diversos proyectos.
Todo comenzó a 15,000 kilómetros de la India, en un pueblo llamado Pearland, en Texas, cuando ella y su esposo se trasladaron allí desde Canadá por razones de trabajo. McGill se puso a estudiar comunicación internacional y se afilió al club rotario de la localidad. "Asistí a la Convención de 2005 en Chicago y quedé gratamente impresionada por la internacionalidad de la organización. Me asombró descubrir que otorgaban subvenciones para toda clase de proyectos".
A raíz de sus contactos con amigos indios en Canadá, McGill empezó a interesarse en la India y las posibilidades de emprender iniciativas en dicho país. Tras la investigación pertinente en la web y otros medios, averiguó que se necesitaban voluntarios para distintos proyectos, incluida una iniciativa de ayuda a un hospital oftalmológico, emprendida por el Club Rotario de Anakapalle, una pequeña localidad del centro de la India. "Los contacté y emprendí viaje", indica McGill.
McGill y su esposo volvieron a trasladarse, primero a Wilmington, Delaware, y posteriormente, a Sarnia, Ontario. La rotaria canadiense se afilió a un club rotario en Delaware y siguió trabajando en proyectos de subvenciones. En Sarnia, se afilió al Club Rotario de Sarnia-Bluewaterland, el cual el pasado año copatrocinó un proyecto de Subvención Global con el club de Anakapalle en beneficio del hospital oftalmológico.
"Las cataratas son muy comunes en la India", explica McGill. "Influyen la excesiva luz solar y las carencias alimentarias. Cuando se inauguró el hospital, en 2000, la meta era efectuar 40 operaciones de cataratas gratuitas por mes y recetar medicamentos a los pobres". La subvención del año anterior financió operaciones para 760 pacientes, tratamiento médico para 2,500 personas con otros problemas oculares y seminarios médicos.
McGill espera que otros rotarios occidentales que desarrollan proyectos de Subvenciones Globales visiten clubes con potencial de colaborar en sus proyectos y también proyectos potenciales. "Una vez que se realiza, la subvención se convierte en mucho más que una solicitud impresa. En ese momento, verdaderamente sentimos que el proyecto es necesario".
Por Anne Ford
The Rotarian.
"ENRIQUECE EL MUNDO".
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