Las trabajadoras de ALEM Rosy Román Sánchez, María Isabel Nava Gómez e Irene Martínez Durán llegan a su taller en Cuernavaca.
En México mucha gente cree que las personas con discapacidades físicas no son capaces de contribuir a la sociedad. Sin posibilidades de trabajar y mantener a sus familias, suelen sufrir discriminación y quedarse relegadas, sin salir de la casa.
Sin embargo, una organización conocida como ALEM, promueve la autonomía de los discapacitados. Fundada en 2007, ALEM imparte formación vocacional y alienta a las personas con discapacidades motoras a buscar puestos de trabajo dignos. Asimismo, ofrecen un servicio muy necesario en la región central de México: la reparación de sillas de ruedas.
Con ayuda de los Clubes Rotarios de Cuernavaca-Juárez (México) y Paoli-Malvern-Berwyn, Pennsylvania (EE.UU.), ALEM se encargó de conseguir un servicio de reparación de sillas de rueda a bajo costo para los usuarios de la localidad. Una subvención de La Fundación Rotaria financia un taller ambulante que ofrece tal servicio en Puebla, Veracruz y otras ciudades mexicanas. Los clubes rotarios locales brindan alojamiento, comidas, publicidad y locales fijos donde el equipo de ALEM realiza su labor.
Erik Friend, co-fundador y ahora presidente de ALEM, aportó su experiencia como mecánico y presentó la organización como posible socia para el desarrollo de proyectos para diversos clubes de México y Estados Unidos. Asimismo, Friend, impresionado por la gestión de los rotarios, se afilió al club de Cuernavaca-Juárez.
ALEM cuenta con 10 trabajadores en su taller central de Cuernavaca, todos ellos con discapacidades físicas, a quienes se les imparte formación en especialidades como pintura, soldadura y tapicería.
La directora de ALEM, Mayra Solano, explica que la organización promueve la posibilidad de crecimiento y cambio para toda persona con discapacidades motoras, y aborda el reto de contrarrestar las nociones preestablecidas respecto a los usuarios de sillas de ruedas.
"ALEM trabaja por partida doble", indica Solano. "Uno de los aspectos es que nos centramos en que hay diversas opciones para integrar a las personas con discapacidades motoras en el mundo. Por otra parte, nos interesa la formación de nuestros beneficiarios. Nuestros usuarios necesitan seguir cursos para trabajar como profesionales. Tienen que aprender a usar las manos y la vista, trabajar en equipo y analizar ideas".
Otro importante elemento de la misión de ALEM es la reparación de sillas de ruedas. Aunque los repuestos son relativamente baratos, no están al alcance de la mayoría de los usuarios de sillas de ruedas de la región. Con ayuda de Rotary, ALEM solamente cobra la mano de obra, entre US$ 3 y US$ 18. Al llevar el taller ambulante a otras comunidades, el impacto de ALEM es mucho mayor.
"Trabajamos con los clubes rotarios, y vamos aún más allá", señala Solano. "Se trata del espíritu de Rotary, o sea, trabajar para la comunidad y con la comunidad. Nuestra labor conjunta hace posible el cambio".
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