Nunca se había visto tanta agua en el Potrero.
Brotaron hace meses todos los manantiales de Ábrego: la Cazuela, el Capulín, el Arco, el Agua Blanca. El arroyo es ahora río; su caudal llega de lado a lado del cauce, y se desborda. Por la quebrada de Las Melgas -cosa que nadie recuerda haber visto antes- baja una corriente cristalina.
Es un lugar común decir que el agua es vida. Para nosotros esa frase tiene mucha significación, pues hemos pasado años sin agua para el riego. Tuvimos una vez una sequía que duró tres años. El rancho se despobló. A la orilla del camino el primo Antonio puso un cartel: "Potrero de Ábrego. 14 sobrevivientes".
Este año las cosechas están aseguradas. La gente anda contenta. En el pequeño altar de su capilla la Virgen de la Luz parece que sonríe. A mayor abundamiento nevó anoche en la sierra, y la nevada cubrió toda la montaña. Vendrá la primavera; con sus soles llegará el deshielo y el agua llenará los ocultos senos de la tierra.
Algunos atribuirán todos esos dones a la meteorología. Yo, que aún guardo algo de mi inocencia de niño, los atribuyo a un oculto poder que rige al mundo, y que rige también todas las meteorologías.
¡Hasta mañana!...