Hay una canción que nadie canta, pero que alguna vez alguien cantó.
Cuando sus notas se escucharon, dice una antigua crónica, el mundo se detuvo para oírla, el mar calmó su oleaje y los árboles que habían muerto hace mil años volvieron a ser árboles y se cubrieron de flores y de frutos.
Yo no he oído esa canción, pero la he soñado. Cada vez que la sueño quiero despertar para escribirla, mas es tan bella que prefiero seguir oyéndola en mi sueño. Después, al abrir los ojos, ha huido y ya no puedo recordarla.
¿Has escuchado tú esa canción? Creo que sí, porque tu risa la evoca, y la música que hay en tus palabras. Ahora que lo pienso, a lo mejor tú eres la canción. Está en el ritmo de tu paso, en el latido de tu corazón. Tiene tu gracia y tu belleza.
La próxima vez que sueñe voy a fijarme bien.
Quizá al soñar esa canción estoy soñándote.
¡Hasta mañana!...