Llegaron sin anunciarse y me dijeron:
-Somos las funestas consecuencias.
Seguramente notaron mi desconcierto, porque añadieron a continuación:
-Eso de "las funestas consecuencias" es una frase hecha. La consideramos injusta e indebida. Nos ofende. Funestos son los actos que nos dan origen. Nosotras, como nuestro nombre lo indica, somos solamente consecuencias de algo que alguien hizo, efecto de una causa. No se nos debería calificar de funestas.
Pensé que tenían razón. Traté de explicarles que esa expresión es solamente, como ellas mismas lo habían dicho, una frase hecha. Me respondieron, terminantes:
-Pues esa frase debe desaparecer.
-Haré lo que pueda -alcancé apenas a ofrecerles antes de que me dieran la espalda y se alejaran con enojo. Lo dije, sin embargo, por decir algo. Todos sabemos que es imposible deshacer las frases hechas.