John Dee tenía un amigo de su misma edad: 50 años.También era filósofo su amigo, lo cual no obstó para que se enamorara. Los filósofos también se enamoran. Eso los salva de la filosofía.
Se enamoró el amigo de John Dee de una muchacha de 18 abriles, y se casó con ella. Los vecinos de la aldea se conjuraron para fustigar a la pareja con un charivari. El charivari era una cencerrada en la cual se hacían sonar ollas y cacerolas en la ventana de la persona a quien se destinaba. Con esa burlona serenata la gente de buena conciencia castigaba a los que se apartaban de las convenciones del grupo: La viuda que contraía nuevo matrimonio; la mujer que se embarazaba sin estar casada; el hombre maduro que desposaba a una doncella joven.
Cuando los conjurados llegaron a la casa del recién casado para arruinarle su noche de bodas John Dee, a pesar de ser filósofo, los recibió a pedradas.A los pocos que se acercaron a la puerta los meó desde lo alto del tejado. Se dispersó la chusma, y la pareja pudo gozar en paz su matrimonio.
Dijo John Dee, orgulloso, al día siguiente:
-Dos obras buenas conozco en este mundo: La Suma Teológica, de Tomás de Aquino, y la que anoche hice por mi amigo.
¡Hasta mañana!...