El Señor trabajó aquella hermosa tarde.
Lo hizo amorosamente.
En su rostro tenía una sonrisa suave.
Al terminar su tarea dijo con ternura:
-Hice los recuerdos.
El Demonio trabajó aquella oscura noche.
Lo hizo rencorosamente.
En su rostro tenía una mueca de maldad.
Al terminar su tarea dijo con encono:
-Hice los remordimientos.
¡Hasta mañana!...