-¡QUÉ VIENE EL LOBO! ¡QUÉ VIENE EL LOBO!
Así gritaba aquel pastor.
Corrían sus compañeros a proteger los rebaños. El lobo venía, en efecto, pero los pastores lo atacaban con sus cayados y sus hondas, y lo hacían huir sin causar daño a las ovejas.
Aun así los pastores se enojaban con el que había gritado. Le decían:
-Eres un perturbador del orden. Te apartas de lo establecido. De ti se espera que grites que el lobo viene cuando en verdad no viene. Es lo que indica la fábula. Deberías apegarte a ella. Con tu heterodoxia violas la tradición, y eso es muy peligroso, pues las tradiciones son el cimiento de la sociedad.
El pastor prometió solemnemente que en adelante respetaría la fábula: Sería mentiroso.
-Qué bueno -se tranquilizaron los otros-. Así servirás a la verdad.
¡Hasta mañana!...