A LA EDAD DE 40 AÑOS JOHN DEE SE ENAMORÓ.
Jamás había estado enamorado.Los maestros que tuvo cuando niño vieron en él extraordinarias cualidades y lo encerraron en el claustro. Durante años estudió la obra de los filósofos griegos y romanos y aprendió casi de memoria la teología de los Padres de la Iglesia.
Cuando salió al mundo descubrió que había otro mundo, y que existían otros saberes. Supo eso una noche lunada en que iba por el camino de la aldea. Una mujerona campesina vio al muchacho y lo arrastró al cercano bosquecillo. Ahí tuvo John Dee su primer encuentro con la vida.
Pasó el tiempo -uno de los objetos de estudio del gran erudito y Dee se hizo alquimista. Nunca dio con la forma de trasmutar el hierro en oro, pero una mañana vio los cabellos dorados de una hermosa joven. Halló entonces el amor, esa piedra filosofal que transforma en luz todo lo que toca. Ya no fue entonces teólogo, ni alquimista, ni filósofo. Fue sencillamente hombre. Solía decir al hablar de su mujer:
-Ella es mi teología, mi alquimia y mi filosofía.
¡Hasta mañana!...