AQUEL HOMBRE LE PREGUNTÓ AL GURÚ:
-¿Qué debo hacer para mejorar el mundo?
El maestro le dio una semilla.
-Siémbrala -le dijo-. Cuando la planta brote, cuídala. Y cuando dé una flor, tráemela.
Poco tiempo después brotó la planta. El hombre la cuidó celosamente, y cuando dio una flor se la llevó al gurú. Hablo éste:
-Lo mismo que te dije a ti lo dije a otros mil hombres. Todos me trajeron ya su flor. Ahora podré poner mi florería. Ganaré buen dinero con la venta de las flores.
El hombre quedó mohíno y enojado. Le dijo el sabio:
-No te irrites. Una flor es poco precio por aprender a desconfiar de los gurús.
¡Hasta mañana!...