“¡QUÉ VIENE EL LOBO! ¡QUÉ VIENE EL LOBO!”.
Así gritaba a voz en cuello aquel pastor. Sus compañeros acudían presurosos a defender sus rebaños de la fiera. El lobo, sin embargo, no venía: Aquello había sido una mentira.
Cansados de la burla los pastores expulsaron de su redil al mentiroso.
Al cabo de unos días fue éste a la aldea a implorar la caridad de los vecinos, pues no tenía ni para comer. Por eso se sorprendieron todos cuando una mañana llegó al pequeño caserío un lujosísimo automóvil. De él descendió un hombre que preguntó por el pastor. Cuando lo tuvo enfrente le dijo:
-Estamos haciendo una campaña política. Sabemos que eres un gran mentiroso, y te necesitamos para que hagas los spots.
¡Hasta mañana!...