El Señor se irritó sobremanera cuando Adán y Eva comieron la manzana. Y ya se sabe que la ira del Dios en el Antiguo Testamento es muy grande, tan grande como es el amor de Dios en el Nuevo.
Llamó, pues, a la mujer y al hombre y los reprendió con cólera terrible.
-¿Por qué se portaron mal? -les preguntó-. ¡Por qué son así, desobedientes? ¿Por qué no son buenos?
Y contestaron Adán y Eva llenos de tristeza:
-Es que no tuvimos mamá.
¡Hasta mañana!...