Le preguntaban a aquel hombre:
-¿Cómo te ha ido?
Respondía siempre:
-¡A las mil maravillas!
En cierta ocasión le sucedió algo, y ya no le fue a las mil maravillas: Le fue a las 999 maravillas.
Aun así le iba muy bien. ¿Qué es una maravilla menos, entre mil? Pero el hombre se sintió infeliz porque ya no le iba a las mil maravillas. Su carácter se agrió; andaba siempre nervioso e irritado.
Enflacó sensiblemente. Su rostro se demacró; se opacó su mirada. Cuando alguien le preguntaba: "¿Cómo te ha ido?" ya no contestaba como antes: "¡A las mil maravillas!". Tampoco respondía: "A las 999 maravillas". Replicaba con apagada voz: "Muy mal". Un día desapareció y nunca más se le volvió a ver.
En mi vida hay 30 maravillas: Mi esposa, mis hijos, mis nietos, mis hermanos, mis amigos, mis cuatro lectores y mi perro.
Vivo a las 30 maravillas.
Y eso, créanme ustedes, es vivir a las mil maravillas.
¡Hasta mañana!...