Por el camino de los sueños llegas, Terry, y vuelves a ser mi perro, mío, y vuelvo a ser tu señor, tuyo.
Te sueño y me sueño, y todo vuelve a ser como antes. Quiero decir que todo vuelve a ser: Tu juventud, la mía, el bosque de pinos por el que caminábamos y que arrasó el incendio, el sendero que desapareció cuando te fuiste, como para que nadie ya fuera por él después de ti.
En la vida te recuerdo como un sueño, y en el sueño vuelves otra vez a tener vida. Te miro, y aunque sé que ya no estás y ya no eres te digo: "¡Qué buen perro fuiste, Terry!".
Espero que tú también me sueñes y me veas andando tras de ti con paso alegre. Y espero que cuando ya no esté y ya no sea me mires en tus sueños y me digas: "¡Qué buen señor fuiste, Armando!".
¡Hasta mañana!...