Sor Inés lloró en el patio del convento. Le preguntó la abadesa:
-¿Por qué lloras? Respondió ella: -No lo sé.
En su palacio lloró la duquesa de Montealto. Le preguntó su esposo:
-¿Por qué lloras? Contestó ella: -No lo sé.
En su choza lloró la mujer del pescador. Le preguntó el hombre:
-¿Por qué lloras? Dijo ella: -No lo sé.
Al día siguiente se conoció en Sevilla la noticia de la muerte de Don Juan.
¡Hasta mañana!...