Don Juan estaba triste. Se le veía apesarado.
De pronto su semblante cambiaba, y una sonrisa de felicidad le aparecía en el rostro.
Un amigo le preguntó:
-¿Qué te sucede?
Respondió el seductor:
-Estoy triste y alegre al mismo tiempo.
-No entiendo -manifestó el amigo.
Replicó don Juan:
-Estoy alegre porque me enamoré, y estoy triste porque me enamoré.
Dijo el otro:
-Ahora entiendo menos.
Le explicó don Juan:
-Estoy triste porque un don Juan enamorado no puede ya ser un don Juan. Y estoy alegre porque, la verdad, ya me estaba cansando eso de ser siempre un don Juan.
¡Hasta mañana!...