No me sorprende que Malbéne, quien se describe a sí mismo como "un teólogo sin teología", provoque con frecuencia la irritación, y aun la hostilidad de sus colegas.
En su más reciente artículo para la revista Iter escribió este párrafo que podría ser causa de que algunos lo tachen de herejía: "... Todos vamos a morir, porque nacimos. Considerando la inevitabilidad de ese hecho hay quienes dicen que debemos prepararnos para la muerte. Yo pienso, en cambio, que la certeza de que hemos de morir debe hacer que nos preparemos para la vida: para vivirla con intensidad y gozo; para hacer de ella un ejercicio constante de amor y bien a los demás; para llegar al final de nuestros días sin lamentar no haberlos vivido plenamente.".
Esas ideas, no cabe duda, serán piedra de escándalo. Y más lo será la frase con que Malbéne da fin a su disertación:
"Debemos vivir como si esta vida fuera la única que vamos a vivir".
Lagrange, uno de sus enconados críticos, opinó al respecto: "Esas palabras pertenecen a la piara de Epicuro, y no son para ser dichas por quien profesa una religión".
¡Hasta mañana!...