El Creador le pidió a Miguel Ángel que le pintara su retrato. A fin de no parecer demasiado vanidoso hizo que en la pintura estuviera también el primer hombre.
Así, el gran artista pintó al Padre en el momento de crear a Adán.
Vio el Señor la pintura y le dijo, mohíno, a Miguel Ángel:
-El hombre se ve mejor que Yo.
De ahí la expulsión del paraíso.
Y el diluvio.
Y la torre de Babel.
Y el fuego sobre las ciudades.
Y las plagas de Egipto.
Y el infierno.
Y todo lo demás.
¡Hasta mañana!...
