IBA LA LECHERA CON SU CÁNTARO AL MERCADO.
La lechera era mujer de paso firme. Tenía un gran sentido del equilibrio. De ella no se sabía que alguna vez hubiera caído al suelo con su cántaro. Ninguno había quebrado nunca. Y sin embargo ese día la lechera cayó al suelo, rompió el cántaro y derramó la leche.
¿Por qué sucedió eso?
No sucedió porque la lechera fuera soñando, no.
Cayó porque un fabulista le metió zancadilla para que cayera. El hombre le dijo a la lechera después de hacerla caer:
-Perdóname, pero tenía que hacer que rompieras tu cántaro. Debo tener tema para hacer una fábula.
Ésta que acabo de escribir lleva una moraleja: con tal de predicar la moral los moralistas están dispuestos a cometer cualquier inmoralidad.
¡Hasta mañana!...