LA SOÑÓ HACE UNAS NOCHES.
En el sueño vio con claridad su rostro, que casi tenía olvidado ya. Miró sus grandes ojos negros; miró aquella sonrisa suya con la que todo prometía, con la que lo negaba todo.
Ella se acercó y le puso en la boca un leve beso. Sus labios tenían la frescura del agua. Sintió su humedad y su dulzor.
Entonces despertó. En la oscuridad del cuarto siguió esplendiendo el fulgor de su mirada. No semovió por el temor de apagar aquella luz. Se fue extinguiendo poco a poco, igual que al paso de los años se había ido borrando su recuerdo. Al final sólo quedó la oscuridad, del mismo modo que al final sólo quedó el olvido.
Se preguntó, desolado, si en el amor es fuerza que al final sólo quede el olvido, que al final quede sólo la oscuridad.
¡Hasta mañana!...