Cuando el Señor hizo al ostión las demás criaturas se asombraron.
¿Por qué el Creador daba vida a un animalillo tan extraño que ni siquiera tenía forma acabalada? ¿Por qué ponía en el mundo a un ser de tal manera raro?
Comentó Adán lleno de confusión:
-Esto no tiene ni pies ni cabeza.
-Es cierto -reconoció el Señor-. Pero quiero decirte que desde ahora siento una gran simpatía por los ostiones
-¿Por qué? -se sorprendió Adán.
Dijo el Señor:
-Les pasará lo mismo que a mí: los hombres les pedirán que hagan milagros.
¡Hasta mañana!...