El padre Soárez charlaba con el Cristo de su iglesia.
Señor -le dijo-. Tengo miedo de morir.
Le contestó Jesús:
-La culpa es de ustedes, los profesionales de la religión. Se han ocupado siempre en inspirar a los hombres el temor de la muerte. Les dicen que tras ella deberán comparecer ante un juez severo, y aun vengativo, que podrá condenarlos a un castigo eterno. Con ese miedo han lucrado los vendedores de Dios. Han hecho una mercadería de la esperanza de la vida eterna. No temas tú a la muerte. Si alguna enseñanza quise que guardaran los hombres es la de la fe en una vida que no acaba.
-Entonces, Señor -preguntó el padre Soárez-, ¿no le debo temer a la muerte?
-No -le respondió Jesús-. A menos que le temas también a la vida.
¡Hasta mañana!...