El Señor expulsó del paraíso a Adán y Eva. Al expulsarlos hizo caer sobre ellos una terrible maldición. Al hombre le dijo:
-Ganarás el pan con el sudor de tu frente.Y dijo a la mujer:
-Parirás con dolor.
Después de ser arrojados del edén Adán y Eva iban por un camino. La mujer se veía desolada.
-¡Qué maldición tremenda nos arrojó el Señor! -clamó con dolorido acento-. ¡Tú deberás sudar para ganar el pan, y yo tendré que dar a luz en medio de dolores!
-Vamos, vamos -la tranquilizó Adán-. Todo tiene arreglo. Mira: tú podrás dar a luz con anestesia, o por cesárea. Y yo por mi parte podré meterme a la política.
¡Hasta mañana!...