El Señor hizo al colibrí.
Luego hizo al caballito de mar.
Después al cisne.
En seguida al quetzal.
Luego creó el ave del paraíso.
El Espíritu, emocionado, le dijo:
-¡Qué criaturas tan bellas has creado!
El Señor no dijo nada, e hizo a la cucaracha.
Exclamó el Espíritu:
-¡Que fea!
-No -lo corrigió el Creador-. Para el que sabe ver también la cucaracha es muy hermosa.
¡Hasta mañana!...