El Señor hizo al hombre.
De barro lo hizo. Por eso el hombre debería cuidar el agua y la tierra, pues de ambas sustancias está hecho.
Luego el Señor creó a la mujer.
La formó de una costilla del varón. ¿Cómo entonces quedó tan bien formada?
El hombre vio a la mujer y le pidió luego al Padre:
-¿Por qué, Señor, en el espacio que media entre el busto y la cintura no le pones. Y le dijo algo al oído.
-Adán, Adán -suspiró el Creador-. Sólo tienes dos manos. ¿Para qué quieres que le ponga ahí otro par?
¡Hasta mañana!...