Oí hablar de cierto elegante caballero de edad madura -ya peinaba canas- que llegó a una tienda de departamentos a hacer sus compras navideñas.
En la juguetería vio un precioso tren eléctrico que daba vueltas y vueltas en torno de una aldea de casitas de cartón. La locomotora silbaba y echaba humo; en los vagones iluminados se veían alegres pasajeros.
Llamó el señor al encargado y le pidió:
-Quiero un tren como ése.
Dijo el empleado:
-Hace usted muy buena compra, caballero. Este trenecito es el regalo perfecto para un nieto.
Respondió, pensativo, el maduro caballero:
-Tiene usted razón. Deme otro.
Me gusta la historieta porque muestra que el arte de ser un buen abuelo consiste en no dejar nunca de ser niño.
¡Hasta mañana!...