Aclaró que si la Iglesia olvida que lo más importante es la misericordia, sus integrantes se convertirían en “esclavos” de las instituciones y las estructuras. (EFE)
El Papa Francisco aclaró hoy que la “necesaria” renovación de las instituciones y de las estructuras de la Iglesia no sirve si no conduce a que los católicos vivan de manera más auténtica la misericordia.
Durante su mensaje semanal, pronunciado ante más de 10 mil personas en la Plaza de San Pedro, aclaró que si la Iglesia olvida que lo más importante es la misericordia, sus integrantes se convertirían en “esclavos” de las instituciones y las estructuras, “por más renovadas que sean”.
Advirtió que actualmente la misericordia es un “huésped raro” en muchos ámbitos de la vida humana: en las sociedades, las instituciones, el trabajo y las familias.
Sostuvo que el “olvido de la misericordia” se da a causa del amor propio de los seres humanos, en un mundo donde se impone -a menudo- la búsqueda exclusiva de los propios intereses, placeres y honores, unidos al querer acumular riquezas.
Insistió que este egoísmo afecta también la vida de los cristianos y se disfraza, a menudo, de hipocresía y de mundanidad.
“Los lemas del amor propio, que hacen extranjera la misericordia en el mundo, son tantos que frecuentemente no somos ni siquiera capaces de reconocerlos como límites y como pecado. He aquí por qué es necesario reconocer que somos pecadores, para reforzar en nosotros la certeza de la misericordia divina”, abundó.
Según el Papa, esas son las razones por las cuales convocó un Jubileo de la Misericordia, un año santo que inició este 8 de diciembre y se extenderá hasta el 20 de noviembre de 2016.
Precisó que en la actual época de “profundos cambios”, la Iglesia está llamada a dar su contribución manifestando la cercanía de Dios a los hombres y el Jubileo es un “tiempo favorable” para ello.
Llamó a la Iglesia a no caer en la tentación de pensar que exista algo más importante o prioritario que la misericordia, porque el amor, la ternura, el abrazo y las caricias son aquello “que a Dios le gusta más”.
“Con el año de la misericordia reforzaremos en nosotros la certeza de que la misericordia puede contribuir realmente a la edificación de un mundo más humano”, apuntó.
