La mayoría de los participantes en este encuentro internacional exige mayores intervenciones del gobierno en la economía y en las empresas. Una de las copresidentas es Willie Byanyma, de Oxfam International, que pide nuevos impuestos a los ricos para crear programas sociales para los pobres. No, éste no es el Foro Social Mundial, sino el Foro Económico Mundial, esa supuesta meca del capitalismo que se realiza todos los años en el poblado suizo alpino de Davos.
En medio de una avalancha de posiciones políticamente correctas que plantean la necesidad de lograr un mejor reparto de la riqueza, cobrar mayores impuestos a los bancos y controlar los precios de los medicamentos, resulta refrescante escuchar una voz que abiertamente defiende el sistema de libre empresa. El personaje en cuestión ofrece proteger en su país "todos los derechos legítimos de propiedad", sostiene que "la regulación excesiva desmotiva la innovación", mantiene que hay que reducir los impuestos a las empresas, añade que hay que "liberar el sistema de precios lo más posible", defiende la igualdad de derechos de las empresas nacionales y extranjeras y promete profundizar las reformas estructurales.
Este político, que parece estar solo en su defensa abierta del capitalismo en lo que debería ser la meca internacional del capitalismo, es Li Keqiang, primer ministro de China y segundo miembro de la jerarquía del politburó del Partido Comunista de China.
Li tiene 59 años de edad, pero aparenta mayor juventud física y mental. Recuerda en su discurso el tiempo en que se hicieron las "reformas rurales" en China. A los campesinos se les permitió tomar sus propias decisiones y esto hizo que "el problema del hambre se resolviera en un par de años". Sin mencionar a Mao Zedong, el primer ministro evoca las hambrunas que costaron decenas de millones de vidas en los sesenta, cuando China aplicaba las políticas maoístas de colectivización de las granjas y de planificación central de la producción.
Este año hay una gran preocupación en el mundo por la "desaceleración" del crecimiento de China. En un discurso que tiene matices confucianistas, Li recomienda paciencia. "La economía china no va a sufrir un descalabro", afirma. "Hoy hay una nueva normalidad. El crecimiento ha pasado de una velocidad alta a una velocidad media alta. Esto es consistente con las leyes de la economía."
La tasa de crecimiento de China en 2014 fue de 7.4 por ciento, quizá una de las más bajas en 20 años para el país, pero "la mayor entre las economías grandes del mundo". Este crecimiento económico permitió la creación de 13 millones de empleos, más que en el año anterior. La economía de China ya es la segunda mayor del mundo. Con una tasa de crecimiento de 7 por ciento, China genera un aumento de la producción de 800 mil millones de dólares al año, más de lo que lograba con 10 por ciento de expansión hace unos años.
En un momento en que los bancos centrales de los países desarrollados y de México bajan las tasas de interés, o incluso las hacen negativas para castigar el ahorro y forzar un aumento artificial del consumo, Li se enorgullece de la tasa de ahorro de 50 por ciento del ingreso de la población china. Esto es más que suficiente para financiar las necesidades de crédito para el crecimiento del país.
Respeto a la propiedad privada y a los mercados, reformas estructurales, políticas para promover el ahorro. Parecería imposible, pero un gobernante comunista está dando lecciones de capitalismo a los países capitalistas en el Foro Económico Mundial. Con razón China crece tanto mientras los demás países se estancan.
CARLOS GHOSN
Muchos participantes en Davos muestran gran pesimismo este año, pero no Carlos Ghosn, presidente de la alianza Nissan-Renault, quien me dice que 2014 fue un excelente año para la industria automotriz del mundo y que 2015 tendrá un avance adicional. Señala también que México ya demostró ser un país competitivo en la globalización.
Twitter: @SergioSarmiento
