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Monarca

A la ciudadanía

MANUEL VALENCIA CASTRO

Tanto tiempo esperar para tener la oportunidad de observar la migración de la mariposa Monarca y de pronto se presenta cuando las posibilidades de observación son limitadas. Me encuentro viajando a Monterrey y antes de llegar a Saltillo veo un gran movimiento en el cielo, por un momento pensé que se trataba de un grupo de aves, pero la aproximación de una mariposa me obligó a poner más atención en el grupo completo. Se trataba de un nutrido grupo de mariposas Monarca que volaban muy alto, evitando así el impacto con los vehículos.

La sorpresa fue mayor cuando de regreso por la autopista Monterrey-Saltillo, cientos de mariposas Monarcas nos acompañaron durante casi todo el trayecto, la mayoría se veía sobre los arbustos de la sierra, aunque algunas se exponían volando sobre la carretera, en general libraban bien el paso de los automóviles, pero no el de los camiones, en este caso, algunas mariposas fueron arrastradas por la fuerza del viento provocada por el movimiento de los tractocamiones y se observaban aún vivas al lado de la cinta asfáltica. Otros tipos de mariposas vuelan muy bajo, y por eso mueren estampadas en los parabrisas de los vehículos, ocasionando un impacto ambiental tremendo sobre la población de estos y otros organismos.

No obstante, a contraluz se podía observar que la mayor parte de aquella multitudinaria población de mariposas, se encontraba sobre los arbustos y herbáceas de la sierra. Seguramente, encontrando refugio y alimento, y por su parte, coadyuvando en la polinización de muchas especies. Es probable, que entre las diferentes fuentes de alimento que les ofrece la sierra, se encuentren las Asclepias, una planta herbácea que se conoce, según el lugar, como algodoncillo, venenillo o hierba lechosa, la cual es fundamental en la alimentación de las larvas en crecimiento. En México se encuentran más del 50 porciento de las especies de algodoncillo que se presentan en Norteamérica, especulándose que probablamente la mariposa Monarca evolucionó en nuestro país y después se movilizó hacia el norte a medida que se mejoraba el clima.

De acuerdo con el National Geographic, "las mariposas Monarca nacen en huevos, de los que eclosionan en forma de larva. A continuación se comen la cáscara del huevo y después se alimentan de las plantas del algodoncillo sobre las que nacieron. Las mariposas Monarca dependen de las plantas del algodoncillo, que constituyen prácticamente el único alimento de las larvas. Conforme engordan, las larvas se convierten en jugosas y coloridas orugas. Después crean una dura bolsa protectora que las rodea conforme entran en la fase de crisálida. De ahí emergen en forma de adultos bellamente coloreados en negro, naranja y blanco. El colorido patrón de la mariposa Monarca hace que sean fáciles de identificar; y precisamente de eso se trata. Su característico patrón avisa a los depredadores de que estos insectos son venenosos y saben fatal."

No es redundante hablar una y otra vez sobre el maravilloso fenómeno de la migración de las mariposas Monarca, que año tras año, a finales del verano, entre 60 millones y un billón de mariposas Monarca emprenden un largo viaje de 4,200 kilómetros, que inicia en Canadá y el norte de Estados Unidos y termina en los bosques de pino y oyamel de Michoacán y el estado de México. Las mariposas hibernan agrupadas en pequeñas zonas de la Reserva de la Biosfera Mariposa Monarca, un área nacional protegida y reserva natural que cubre más de 500 kilómetros cuadrados.

Es un privilegio ser testigo de esta migración anual, uno de los más grandes espectáculos de la naturaleza, que constituye una de las principales atracciones de México. Las mariposas Monarca llegan a México cada año a finales de octubre y pasan el invierno en las copas de los árboles, en las montañas de la reserva. Es a finales de marzo cuando emprenden el viaje de regreso a su casa de verano.

Son casi increíbles los cambios que ocurren en los ciclos de vida de las mariposas, de acuerdo con el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés): "las mariposas adultas reproductivas viven de cuatro a cinco semanas. Sin embargo, una de las maravillas de la mariposa Monarca es la "generación Matusalén". Cuando se acerca el otoño en Canadá y Estados Unidos nace una generación especial que no es igual a la de sus ancestros. A diferencia de sus padres, abuelos, bisabuelos y tatarabuelos, que tuvieron vidas efímeras de unas semanas o hasta un mes, las mariposas migratorias vivirán hasta siete u ocho meses. Esto significa que si nosotros viviéramos un promedio de 75 años, nuestros hijos vivirían 525 años."

Sin duda un fenómeno fascinante, que sin embargo se encuentra actualmente amenazado por diversos desastres naturales en sus hábitats invernales mexicanos, así como por la menor superficie de plantas del algodoncillo en su hogar veraniego, siempre hay algo de malo en lo bueno, ni modo.

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