El desplazamiento hacia el noroeste de la placa Pacífico, provoca que esta península sea una zona altamente sísmica, explicó el investigador de la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS), Ernesto Ramos Velázquez.
Dijo que tectónicamente, la península de Baja California y el sur de California forman parte de la placa Pacífico, que se desplaza hacia el noroeste, con respecto a la placa norteamericana, que contiene el resto de México.
Ramos Velázquez, quien es profesor-investigador del Departamento Académico de Geología Marina de la UABCS, recordó que hace unos días ocurrió un temblor frente a las costas de Topolobampo, en el Golfo de California, entre 10 y 15 kilómetros de profundidad.
Este evento, explicó, está asociado a las fallas que controlan el desplazamiento de la Península hacia el noroeste.
Tuvo una intensidad de 6.6 grados en la escala de Richter, con al menos cuatro réplicas fuertes, por lo que se pudo sentir en algunas regiones costeras de Sinaloa e, incluso, de Baja California Sur.
Este tipo de fenómenos, manifestó el catedrático, se deben a que la placa del Pacífico, que contiene a Baja California, se mueve hacia el noroeste, en tasas variables de entre cinco y seis centímetros al año.
Es durante este desplazamiento, agregó Ramos Velázquez, cuando se genera actividad sísmica, la cual generalmente ocurre bajo el Golfo de California.
Otra parte de sismicidad ocurre en tierra, asociada a un grupo de fallas transpeninsulares que bordean el Golfo.
Por lo regular, estas fallas se observan mejor en la parte sur, de La Paz hacia Cabo San Lucas. Estos sismos se dan entre los 2 y 3 grados Richter, razón por la cual se considera como actividad “microsísmica”.
Todos estos temblores son fenómenos naturales que se dan en forma constante. En ocasiones el movimiento se detiene parcialmente. Sin embargo, cuando reinicia la actividad, se producen movimientos rápidos, que es cuando se generan los sismos más fuertes.
Este fenómeno se asocia con la liberación de energía de la tierra, la cual se propaga por la corteza terrestre y es sentida como movimientos bruscos del terreno.
“Tenemos registros disponibles que, afortunadamente, cada vez son más precisos. Hay evidencia de actividad sísmica a lo largo de toda la historia de la península. Es un proceso geológico que va a continuar”, dijo.
Indicó que “tenemos que aprender a convivir con ello e informarnos sobre las medidas que deben tomarse cuando ocurra un temblor, ya que muchos de los accidentes que ocurren durante este tipo de contingencias son causados por el mal accionar de las personas”.