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Muxes

La apertura del tercer género

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Gabriel Acosta

Mientras que el mundo actual divide a la humanidad entre hombres y mujeres, antiguas civilizaciones como los zapotecas muestran mayor apertura en cuanto a la diversidad sexual. Sin tabúes ni complejos históricos, este pueblo indígena alberga un tercer género como parte de su desarrollo cultural: los muxes.

Juchitán es una ciudad que se encuentra al sureste del estado mexicano de Oaxaca y es una de las regiones más importantes del Istmo de Tehuantepec. La mayor parte de su población es zapoteca, una de las más grandes culturas de Mesoamérica. Uno de los rasgos más peculiares de esta civilización es que, a diferencia de otras culturas contemporáneas, la homosexualidad en los hombres no es un tema de marginación social ni de estigma. Al contrario, la actitud de los zapotecas ante el afeminamiento y el travestismo es de respeto e inclusión, en contraste con el panorama en el resto de México.

EL TERCER GÉNERO: NI HOMBRES NI MUJERES

Los muxes (“mushes”), en términos generales, son hombres homosexuales vestidos de mujeres, que tienen una preferencia hacia los hombres heterosexuales; aunque su identidad es más profunda que eso. Además de su sexualidad, los muxes cumplen roles sociales que normalmente son propios de las mujeres y gozan de prestigio en la comunidad.

Los zapotecas, desde la época prehispánica, aceptan a los muxes como parte de un tercer género distinto a los hombres y las mujeres. No los consideran ni mejores ni peores, solamente diferentes. El término 'muxe' nace de la palabra española 'mujer', una derivación fonética que empezaron a usar en el siglo XVI.

La aceptación del tercer género por parte de los zapotecas, ha sido objeto de estudio de sociólogos y antropólogos por la naturaleza del tema. La sociedad, a lo largo de la historia, ha aceptado que aunque biológicamente sólo existen dos géneros, la diversidad sexual es mucho más compleja que esto; ya no sólo es blanco y negro sino que existe todo un espectro alrededor de este binomio. La apertura hacia la homosexualidad y la transexualidad en las últimas décadas ha ido en crecimiento y cada vez tiene mayor aceptación social, aunque la discriminación y la violencia siguen siendo parte de la marginación que sufren.

En México, como en la mayoría de los países, no existe aún un reconocimiento legal hacia el “tercer género”. Algunos países como Nepal y Alemania, dentro de sus constituciones, ofrecen la posibilidad de registrarse, de manera legal, bajo un llamado “tercer sexo”. Desde 2013, el gobierno alemán impuso una nueva legislación en donde se puede dejar abierto el sexo de los recién nacidos, esto brinda la posibilidad de que en un futuro ellos elijan a qué sexo quieren pertenecer.

FENÓMENO CULTURAL

A diferencia de las comunidades homosexuales y transexuales en otros países, los muxes experimentan una dualidad sexual y tradicional al mismo tiempo. No solamente aceptan su sexualidad sino que esta contribuye para reafirmar elementos importantes de la cultura. Ellos son estilistas de la moda zapoteca, diseñan los trajes regionales de las mujeres y sus adornos florales, lo cual les otorga un puesto de jerarquía en la organización.

Los muxes pareciera que viven en un mundo aparte y exclusivo para ellos, en donde su comunidad les otorga importantes roles en la sociedad. Las mujeres, en los grupos zapotecas, son protagonistas en la vida económica, social y cultural del grupo. El núcleo familiar es un sistema parecido al matriarcado en donde la decisión final la tiene la mujer; mientras que el hombre sale a trabajar en los campos o se dedica a la pesca, la mujer maneja la economía, el hogar y la educación de los hijos.

MUXES EN FAMILIA

El muxe, en una familia tradicional, suele ser considerado por su madre como el mejor de sus hijos debido a las funciones que realiza. Además de contribuir al sustento del hogar, el muxe cuida el bienestar de la familia de muchas maneras: se encarga de cocinar, de la limpieza de la casa, de cuidar a los niños y a los ancianos, entre otras responsabilidades.

Los muxes no abandonan a sus padres durante los momentos difíciles de vida como la vejez y las enfermedades. A diferencia de otros sistemas de familia en donde los hijos parten de su hogar una vez que tienen familia, el hijo muxe se queda. Debido a esta lealtad y apego a su familia, son bendiciones muy valiosas para las madres zapotecas.

Aceptar la sexualidad en una sociedad llena de estigmas y tabúes respecto al sexo ha sido un proceso complicado para los gay alrededor del mundo. No siempre se cuenta con el apoyo familiar o moral de las personas cercanas a ellos y el miedo al rechazo es un factor determinante a la hora de aceptarlo abiertamente. Los muxes, por otra parte, no suelen vivir un proceso traumático ni complicado respecto a su sexualidad; gozan de una aceptación y apoyo por parte de sus familias, lo cual les permite desenvolverse con confianza y libertad en la vida diaria.

AUTÉNTICAS INTRÉPIDAS BUSCADORAS DEL PELIGRO

La ciudad de Juchitán celebra cada año fiestas tradicionales conocidas como “velas”. Existen 26 velas que empiezan en abril y terminan en septiembre y los muxes, durante el mes de noviembre, tienen una celebración exclusiva para ellos: la Vela de las Auténticas Intrépidas Buscadoras del Peligro.

La celebración dura cuatro días y como atractivo principal se realiza un certamen de belleza exclusivo de muxes y en donde se reúnen más de cinco mil personas para festejar y coronar a la reina de la comunidad.

TRADICIÓN Y MODERNIDAD

La homosexualidad, en el pueblo de Juchitán, se manifiesta principalmente en el travestismo, aunque esto es un fenómeno moderno. La nueva generación muxe es más abierta en cuanto a su forma de vestir que las antiguas muxes; siempre ha existido el travestismo pero en décadas pasadas era más común vestirse de mujer en lugares privados.

Otro problema de la comunidad muxe y que ha incrementado con la modernidad es la prostitución. Debido a que algunas familias ejercen presión sobre la aportación económica del hijo muxe al hogar, este recurre a prostituirse como una manera de obtener más ingresos y los encuentros sexuales con desconocidos contribuyen al aumento de enfermedades de transmisión sexual como el VIH.

Es importante poner más atención a las culturas indígenas que existen en México. Como sociedades relativamente nuevas aún tenemos muchas cosas que aprender de antiguas culturas como la zapoteca, en donde la aceptación de las preferencias sexuales es un hecho común sin juicios de por medio. Los muxes, son un ejemplo de aceptación y respeto a la propia sexualidad, una cultura peculiar arraigada en el corazón de los zapotecas.

Twitter: @gaboacosta89

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