Navidad y consumo
Es quizá una mejor Navidad que las anteriores, pero eso no es mucho decir. Después de varios años con problemas, primero por una simple debilidad económica internacional y después por un fuerte aumento en los impuestos, el consumo interno apenas empezó a mostrar una recuperación en este 2015. Esta mejora, sin embargo, no se ha traducido en una mayor expansión de la economía debido a que las exportaciones petroleras continuaron con su declive.
En ningún momento se manifiesta con más claridad la fuerza del consumo interno que en Navidad. Esta es una temporada en la que muchas actividades registran sus mayores ventas del año. Y no se trata nada más de juguetes o bebidas alcohólicas. Debido a los regalos navideños y a las actividades propias de la época, muchas actividades económicas concentran de 20 o hasta 30 por ciento de sus ventas en esta temporada.
No falta quien nos diga que es incorrecto el consumo que se registra en esta época. Considera que es una falta de respeto a una época del año en que la sociedad debería concentrarse en el culto religioso. Lo que quizá se olvida es que el consumo es la fuerza fundamental de la economía. Sin consumo no hay ventas, sin ventas no hay actividad productiva, sin actividad productiva no hay empleos y sin empleos las Navidades pueden ser muy tristes.
En México hemos probado en los últimos años las consecuencias de un débil desempeño en el consumo. Cuando esto ocurre, no se genera un número suficiente de empleos. Las familias se ven obligadas a vivir con una situación de precariedad que les impide construir sus sueños.
En 2013 se registró una fuerte desaceleración de la economía nacional, que apenas pudo crecer 1.4 por ciento después de que se habían registrado cifras de cuatro por ciento al año entre 2010 y 2012. En 2014 la recuperación se hizo difícil debido a un fuerte aumento de los impuestos que le dio dinero a los políticos pero se lo quitó a los consumidores. Apenas en la segunda mitad de 2015 empezamos a ver una recuperación del mercado interno. Esta temporada navideña, sin embargo, será la prueba de fuego de esta recuperación del consumo.
Desafortunadamente hay mucha gente en México y en otros países que se siente ofendida por el consumo y por la actividad económica. Se trata usualmente de hijos de familias ricas que no tienen que preocuparse de tener una actividad remunerada. Viven de los recursos acumulados por sus familias o del dinero del gobierno, lo cual les da un buen nivel de vida aun cuando la economía productiva no pueda salir adelante.
La enorme mayoría de la gente, sin embargo, no tiene familias ricas ni empleos o subsidios gubernamentales. Su supervivencia depende de su capacidad de producir o de vender lo que se produce. Para esta gran cantidad de personas la mejor noticia que puede haber es que se registren buenas cifras de consumo en la economía.
La Navidad suele ser un momento de cierre de cuentas, de reunión familiar y de dar gracias por lo poco o lo mucho que se haya podido obtener en un año de trabajo. En los buenos años la gente muestra su generosidad e impulsa con ello a la economía. En los años malos todos nos convertimos en un Scrooge que no quiere abrir el monedero para nada.
Espero que a usted y su familia les haya ido bien y que puedan festejar esta Navidad con un ánimo de generosidad. No hay nada de malo en ello. El consumo es, después de todo, la fuerza que genera prosperidad y la distribuye entre toda la población.
Twitter:@SergioSarmiento