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No elegirán los duranguenses

No hagas cosas buenas...

ENRIQUE IRAZOQUI

Parecía un campanazo sólido. Un golpe político que la ponía en la competencia palmo a palmo. La senadora Leticia Herrera aparecía con su padre Carlos Herrera Araluce ante la opinión pública, junto al empresario, exdiputado federal y exalcalde Ricardo Rebollo, aparente cabeza de un grupo político que supo arrebatarle al alcaldía de Gómez Palacio al propio clan de los Herrera, y que había sido impulsado desde la capital del estado hace casi un década para acabar con la hegemonía que ejercían en el propio Gómez Palacio el propio don Carlos y los suyos.

La historia reciente confirma el escenario que se ha vivido en el ayuntamiento gomezpalatino. Herrera Araluce decidió volver a los cargos públicos y no tuvo problema para volver a ocupar la alcaldía de Gómez Palacio, cargo que ya había desempeñado algunos lustros antes. Su estilo de conducirse tan peculiar y ciertamente el orden que impuso en la administración que encabezó, fue plataforma suficiente para entregarle el cargo a su hija Leticia, allá en el ahora distante septiembre de 2001. Leticia fue una presidenta que en mucho se asemejó en todos aspectos a su padre, así que don Carlos decidió en aquel entonces que el notario Octaviano Rendón sucediera a su hija cuando el período constitucional concluyera. Nuevamente no hubo poder que lo objetara, sólo que don Carlos había sido ya vencido en una convención de delegados cuando pretendió ser él el candidato del PRI a la gubernatura, para el período que finalmente ocupara el hoy senador Ismael Hernández Deras.

Así las cosas de entonces, Ismael el ya gobernador de aquellos tiempos, había ya vivido en carne propia el poder político y territorial que tenía el grupo de los Herrera, y emprendió una estrategia para dividir y minar ese control. Hernández encontró en Ricardo Rebollo Mendoza el perfil idóneo para ello y supo hacerlo crecer como la espuma en la política estatal. En meses, Rebollo fue titular de la cartera de Fomento Económico, así como la presidencia del PRI municipal de Gómez Palacio y con ello accedió a la candidatura a presidente municipal, rompiendo el dominio que don Carlos, su hija y su entenado Rendón habían ya desempeñado.

Ricardo creyó en su lance que realmente Ismael le iba a convertir en gobernador. Historia ya conocida lo que sucedió en ello, pero aun así, Rebollo Mendoza logró crear un grupo que ocuparía la alcaldía de Gómez Palacio tal como lo había hecho la gente de don Carlos. Ricardo logró que su amigo Mario Calderón lo sustituyera en el cargo de alcalde cuando el primero se convirtió en diputado federal. Luego de ese trienio, la hermana de Ricardo, Rocío fue designada como candidata del PRI a la propia presidencia, función que cumplió con más que decoro. Ahora el presidente municipal es José Miguel Campillo, salido de los corrales políticos creados por Ricardo.

Claro empate. Tres trienios para el grupo Herrera y tres más para los Rebollo, por eso parecía muy importante el desayuno de hace apenas tres días donde Ricardo, que ahora ya no tiene cargo público, declarara abiertamente su apoyo y el su familia hacia las aspiraciones de la senadora.

Sin embargo, las cosas cambiaron de un día para otro. Rocío, ahora diputada federal no secundó a su hermano y dio una respuesta anodina realmente, aunque políticamente correcta al declarar que esperará los resultados de la Convención de Delegados para apoyar al candidato o candidata que surja de dicho ejercicio. El alcalde Campillo contestó más o menos en el mismo sentido, con lo que el apoyo de Ricardo evidentemente perdió la fuerza de inicio.

Aun así, aunque los momios pareciera que se inclinaran por el alcalde de la capital, Esteban Villegas, candidato del gobierno del Estado. La realidad es clara y la decisión final la tomará el mismísimo presidente de México, Enrique Peña Nieto, fiel a la tradición priista. La Convención de Delegados será un mero formalismo, a diferencia de hace 12 años donde el PRI no tenía la Presidencia de la República.

Muy interesante está el cierre de la carrera para alcanzar la nominación priista para ser el próximo gobernador o gobernadora. Los dados parecen por ahora cargados a Villegas, pero Leticia tiene las fichas para eventualmente hacerlo perder si se da una alianza de facto con el opositor Rosas Aispuro, así que difícil encrucijada tiene Peña para elegir al candidato o candidata. Me parece, sin embargo, que lo más penoso, es que el próximo gobernador o gobernadora de Durango sea elegido desde el centro del país, y no por los duranguenses en esta ocasión.

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