ENTRADA.- La salida del PRD les debió afectar de manera muy notable y profunda. El haberse distanciado de la dirigencia de aquel partido encabezado por los famosísimos "Chuchos" y el señor Navarrete, los está haciendo delirar de manera peligrosa, tan es así, que no a pocos analistas de la política y opinadores en los medios creen que su estado de salud ameritaría un profundo y multidisciplinario estudio.
SOPA.-Se trata del señor Ing. Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y de mi personal y viejo amigo Porfirio Muñoz Ledo. A este último lo conocí desde aquellos lejanos tiempos en que ingresé a la Escuela Nacional Preparatoria en el viejo barrio de San Ildefonso de la Ciudad de México. Fue él quien me ayudó a conseguir la añorada inscripción en primero de prepa. Desde su juventud Porfirio se distinguió como un brillante estudiante, lúcido orador y líder nato.
Inquieto y carismático se movía dentro de las diversas escuelas y facultades de la legendaria Universidad Nacional Autónoma de México, principalmente en la de Leyes, hasta llegar a ser el presidente de todo el estudiantado de la UNAM. Por aquellos años nos reuníamos en la casa de mi hermano Miguel, de Cerrada Reforma en el corazón de Coyoacán, en donde pasábamos largas y amenas tertulias hablando de política y jugando dominó con el entonces joven funcionario de la Secretaría de Hacienda Miguel de la Madrid, con Porfirio Muñoz Ledo, Sergio García Ramírez, Fernando Zertuche Muñoz, Arturo González Cossío y otros entrañables amigos que con el tiempo ocuparon altos cargos de responsabilidad en el gobierno de México.
Porfirio coronó una brillante carrera política, administrativa y diplomática que lo llegó a ubicar como un claro precandidato a la presidencia de la república, cosa que finalmente no se logró.
PLATO FUERTE.- Pero ahora resulta que respondiendo a su eterna inquietud y su falta de paz del alma, Porfirio ha publicitado la idea de que considera necesario se promulgue una nueva constitución para este país. Que la vigente de 1917 con todos sus parches y enmiendas ya no responde a las necesidades de la República y que por esta razón se debería convocar a un poder constituyente para que elabore y promulgue una nueva carta magna.
Porfirio con todo su talento y experiencia cae nuevamente en el ancestral vicio que los políticos mexicanos han padecido, desde que somos una nación:
Creer que con puras y muchas leyes se puede enderezar al país. Pocos países tienen la cantidad de leyes, reglamentos y ordenanzas como México. Las puras leyes federales son casi 400; si a éstas sumamos las reglamentarias, las del Distrito Federal las de los estados y las leyes, reglamentos y ordenanzas de los más de 2,200 municipios, nuestro país se convierte en un galimatías jurídico y legal.
No se trata de que tengamos buenas o malas leyes, nuestro problema histórico es que no las cumplimos ni el estado hace cumplir las leyes vigentes, como tampoco haría cumplir las nuevas que se promulguen y así hasta el infinito.
Por leyes en México no ha quedado. Leyes de transparencia, de rendimiento de cuentas, contra la corrupción, electorales, de castigo al lavado de dinero, la investigación del uso de recursos de procedencia ilícita, de declaración de los bienes de los funcionarios públicos (que no obligan a declarar el valor de las casas, de los terrenos, de los vehículos que poseen, etcétera) del castigo al narcotráfico, al cobro de piso, al secuestro, etcétera, etcétera, etcétera.
Tenemos buenas leyes en lo general, pero que el estado y los gobiernos a sus tres niveles se niegan sistemáticamente a cumplir y hacer cumplir.
Yo le preguntaría a mi admirado amigo Porfirio Muñoz Ledo ¿Que la nueva constitución que propone sí se haría cumplir? ¿Que en automático México entraría en el paraíso de la aplicación y cumplimiento de la ley? No lo creo así.
El cumplimiento y aplicación de las leyes en una sociedad se fundamenta en una profunda convicción social de todos por respetar la legalidad y el estado de derecho vigente, tanto por los gobernados como por los gobernantes. Es parte inherente a la cultura de la sociedad estructurada como estado.
Mientras los mexicanos sigamos viviendo violando las leyes y el estado se siga haciendo pen... para hacerlas cumplir, continuaremos hundidos en el profundo pozo de la corrupción y la ilegalidad.
POSTRE.- Yo les diría a Porfirio y a Cuauhtémoc: con que se cumpliera en sus extremos el reglamento de tránsito ya la hacíamos.