La semana pasada por fin se le dio nombramiento a Eduardo Olmos Castro, de quien se tienen amargos recuerdos como consecuencia de su paso gris por la presidencia de Torreón… Ya lo había anunciado el mandatario estatal en algún evento, poco antes de que Olmos terminara su gestión.
Creo que su designación como funcionario público no fue sorpresa, ya se esperaba, aunque tenían que esperar, no el momento ideal, sino el momento en el que podrían presentarse menos críticas. Es cuestión de soportar los comentarios generados que al poco tiempo se diluyen, como ha ocurrido en otras ocasiones. Olmos duró un año fuera del escaparate político y ahora se le nombra representante del gobierno de Coahuila en el Distrito Federal; dice el gobernador Rubén Moreira que será enlace de su gobierno con las dependencias de la administración pública central y coordinará las giras de trabajo en el DF.
Cuál será su trabajo real, qué tan frecuentes son las giras de trabajo en el DF, o bien, cuánta carga laboral implica el ser enlace. Se aprecia de fondo la protección a alguien que forma parte de un grupo al que no se le puede dejar morir, sin importar sus antecedentes, como el caso de Torreón, una ciudad que quedó devastada.
De su administración hay muchos cuestionamientos que aún en estos días algunos grupos sociales exigen sean aclarados como:El aumento de la deuda, la falta de transparencia en las finanzas, lo que empeoró en la prestación de servicios públicos, el desaseo financiero de Simas, entre otros asuntos que perjudicaron el funcionamiento de la ciudad con una sociedad que sigue anhelando la real atención de sus autoridades… es lógico pensar que si le daban algún jale en Torreón o en Saltillo provocaría críticas mayores, perjudiciales para la estructura priista, sobre todo en estos tiempos claves a punto de iniciar una elección y sobre todo en un momento en que el accionar en nuestra ciudad empieza a verse diferente, mejor. Para grupos empresariales y críticos importantes, la designación de Olmos es un insulto y una burla para la sociedad, una señal que marca la claridad total de lo que ocurre. Torreón está en manos de un grupo en el que no a todos les interesa el bienestar común.
Dentro del PRI y en la estructura del gobierno coahuilense están conscientes del mal desempeño de Eduardo Olmos en Torreón, pero "es del equipo"… Como se observa ahora en la administración de Miguel Riquelme, hay gente que está manchando su trabajo y a la que se le ha llamado la atención, pero no entiende y la siguen cobijando…sólo ellos saben por qué. El regreso de Eduardo Olmos no provocó otra cosa más que el recuerdo triste de la representación que tenía la sociedad de Torreón, una ausencia de autoridad, un desinterés en el grito de la gente, una impunidad descarada en delitos que fueron señalados y remarcados en su momento, esta persona que llegó a incomodar al mismo Miguel Riquelme en su campaña para buscar la presidencia de Torreón, increíblemente es ahora el representante del gobierno estatal en el DF… como dijo El Buky ¿a dónde vamos a parar?
Por Martín Chávez